SUAVEMENTE ME MATA (2002)
Dirección: Chen Kaige.
Intérpretes: Heather Graham, Joseph Fiennes, Natascha McElhone, Ulrich Thomsen.
En las nebulosas calles londinenses es donde se produce el primer encuentro
entre Alice; diseñadora de cd-rom para importantes compañías (Heather
Graham) y Adam Tallis (Joseph Fiennes); un reconocido escalador.
Es a partir del momento en que sus miradas se cruzan en un semáforo y sus
manos se tocan levemente; cuando surge entre ellos una atracción casi animal
que será; por el momento; el hilo conductor de su relación. Hasta que unas
notas anónimas hacen que Alice comience a sospechar que quien se ha
convertido en su marido, tiene que ver con la misteriosa desaparición de
mujeres muy próximas a su entorno.
El elenco protagonista es completado por una siempre bella Natascha McElhone
(“Ronin”, “El show de Truman”) que interpreta el papel de Deborah, la
hermana de Adam y futura confidente de Alice.
No es la primera vez que vemos a dos atractivos actores en una película con
el sexo como reclamo de taquilla (“Nunca hables con extraños” con Antonio
Banderas y Rebeca de Mornay, “Pecado original” de nuevo Banderas, pero esta
vez con Angelina Jolie, “En carne viva” Meg Ryan – con su primer desnudo en
pantalla- y Mark Ruffalo; y un largo etcétera) si bien en la película de
Chen Kaige – “Adios a mi concubina” 1993, “Luna tentadora” 1996- lo que en
principio puede parecer una historia de amor y sexo, se convierte
inesperadamente en un thriller psicológico con unos tintes obsesivos que
queda bastante bien parada en comparación con otras buenas películas del
género.
Primer largometraje del director chino con actores y exteriores occidentales
en una película con guión de Kara Lindstrow basada en la novela “Un amor
dulce y peligroso” de la periodista Nicci French; y que en palabras del
propio director jamás hubiera podido rodar en su país debido a la fuerte
censura allí ejercida sobre el cine.
Cabe destacar el tratamiento de la imagen que inequívocamente nos recuerda
al estilo oriental de filmación, con planos llenos de color y recreación –
quizá extrema para el tema que nos ocupa- de objetos importantes de cara al
sentido estético de la cinta.
Buen trabajo de dirección, producción y ambientación (habría que incidir en
el maquillaje de Anne- Cathrine Sauerberg que en numerosas secuencias
convierte a la protagonista en un clon de Heidi con pómulos rosados), para
una película de lucimiento del actor británico carne de teatro Joseph
Fiennes. Entretenida.
Cristina Gómez
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