THE COOLER (2003)
Director: Wayne Kramer.
Intérpretes: William H. Macy, Alec Baldwin, Maria Bello, Shawn Hatosy.
Bernie (William H.Macy) es un pobre diablo que se dedica a gafar a los
jugadores afortunados de un casino de Las Vegas. Esto es como pago a una
deuda que contrajo en su día con Shelly (Alec Baldwin), el dueño del local.
Cuando le quedan unos pocos días para solventar la deuda, conocerá a Natalie
(Maria Bello), una camarera de la que se acabará enamorando, y que le
llevará a cambiar su destino.
“The Cooler” es la ópera prima de Wayne Kramer, que para su debut en la gran
pantalla ha querido narrar la historia de un hombre desafortunado, capaz de
contagiar su infortunio a los demás, como punto de partida a una trama en la
que se tocan aspectos como el azar, la predestinación, la pérdida de valores
o las casualidades.
El personaje de Bernie lleva una vida poco estimulante, atrapado entre el
casino y el cochambroso motel en el que reside, que sin embargo se halla
resignado a su suerte, pues prefiere esa vida rutinaria a la vida más
descolocada que vivió en el pasado y que le llevó a la situación en que se
halla. Todo este sistema de creencias se trastocará cuando se encuentre con
Natalie, y ella le descubra que se puede hacer algo más en la vida, que se
puede mejorar el destino.
Por otro lado, tenemos a Shelly, un personaje en apariencia cínico y
detestable, pero un férreo sistema de valores que no traiciona ante nada ni
nadie. Cuando una serie de jóvenes magnates le vienen con ideas nuevas para
remozar su local y hacerlo más actual, él se niega a perder la esencia, a
globalizarse dentro de un mismo conglomerado. Con Bernie mantiene una
relación de cordialidad y superioridad al mismo tiempo, convirtiéndose quizá
en su único amigo.
Además de los matices con los que Kramer adorna a los personajes, influye no
poco para su buena caracterización la interpretación de su trío de actores,
todos ellos espléndidos en unos papeles que parecen irles como un guante. Al
fin y al cabo es un poco el estereotipo que ellos mismos se han creado a lo
largo de sus carreras, William H. Macy de pringadillo simpático, María Bello
de seductora con cerebro y Alec Baldwin de brutote noble.
Sin embargo, no todo son flores en esta producción, también hay que
reprocharle a Kramer una cierta dejadez en ciertas partes del guión, como la
subtrama del hijo de Bernie, a la que deja de hacerse referencia en un
momento dado, o ese final un tanto cogido con alfileres.
Pese a todo, nos hallamos ante un film bastante interesante, narrado con
sencillez, que es una especie de loa a esa imagen mítica de Las Vegas que
todos tenemos en mente, y de como está condenada a la desaparición (veánse
esas imágenes de casinos siendo derruidos en los créditos finales). Ni es
una película sobre grandes atracos a los casinos, ni sobre mafia, ni sobre
procesos de autodestrucción personal, es una historia pequeña, narrada con
brío y cierta melancolía (la estupenda banda sonora ayuda a ello).
Otra cosa es porque los distribuidores han caído en el nuevo papanatismo de
no traducir los títulos originales de muchas cintas, como en este caso.
Aquí no se pueden escudar en el hecho de ser una traducción difícil, pues
esta sería “El gafe”, sin más. Pero esto ya es harina de otro costal. David García
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