TIERRA DE ABUNDANCIA (2004)
Director: Wim Wenders.
Intérpretes: Michelle Williams, John Diehl, Shaun Toub, Wendell Pierce.
Lana (Michelle Williams) regresa a los Estados Unidos después de residir
muchos años en el extranjero, principalmente en Oriente Próximo. Una vez
llega a Los Ángeles, se integrará en una organización de beneficencia
social dedicada a auxiliar a los más necesitados. Por otra parte, tendrá una
misión que su madre le encomendó de forma personal: entregar una carta a
su tío Paul (John Diehl), que trabaja como miembro de seguridad
antiterrorista.
El arribo de una nueva película de Wim Wenders suele originar buenas
expectativas, en la mayoría de las ocasiones confirmadas. En este sentido,
con “Tierra de Abundancia” cabe decir que nuestro “amigo alemán” no
defrauda en absoluto.
Con el trasfondo del ataque terrorista a las Torres Gemelas, Wenders nos
ofrece una descripción mucho más realista, original y artística que el último
panfleto demagógico de Michael Moore.
La narración se centra esencialmente en los dos protagonistas, Michelle
Williams y John Diehl, sobrina y tío, respectivamente. Dos personajes
antagónicos en su forma de vida, pero que por el nexo familiar que les
vincula, terminarán aproximándose.
La exposición de la vida de fe, sacrificio y entrega desinteresada a los
demás de Lana, es confrontada con la paranoia que sufre Paul, un patriota,
veterano de la guerra de Vietnam y metido en labores de agente secreto, al
que todo tufillo árabe le pone en estado de alerta permanente.
Poco a poco y más intensamente durante el viaje a Trona, los sentimientos
de tío y sobrina se irán acercando hasta hacernos comprender que a pesar
del difícil carácter del tío, podrá llegar el día en que su presencia sea
necesaria para Lana, tal y como la madre de ésta última vaticina.
Wenders, junto con Michael Meredith, plantea el drama como si de muñecas
rusas o matrioskas se tratara: comienza desde la generalidad, detallando la
vida de Lana y Paul observada desde sus obligaciones cotidianas, hasta
alcanzar la particularidad en el epílogo, en donde la relación humana entre
los dos culmina la historia.
La idea plasmada en “Tierra de Abundancia” necesitaba de dos buenos
intérpretes para consolidarse en la pantalla. La aportación de Williams y
Diehl confirma que el director germano no se ha equivocado. Si a todo el
conjunto lo acompañamos de las canciones de Leonard Cohen, perfectas
para el relato que se nos presenta, se puede ratificar el excelente estado
de forma de Wim Wenders.
Alberto Alcázar
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