• Por AlohaCriticón

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TRES HERMANOS (1981)

Dirección: Francesco Rosi.

Intérpretes: Philippe Noiret, Michele Placido, Vittorio Mezzogiorno, Andréa Ferréol.

Italia, finales de los años setenta. A la llamada de su padre, tres

hermanos regresan a su pueblo natal en el sur del país para asistir al

entierro de su madre recién fallecida. En una atmósfera nostálgica, el

reencuentro evidencia la falta de sintonía y la imposibilidad de

comunicación significativa entre los tres hermanos. Alegórica y

profunda reflexión sobre la realidad social y política de la Italia de

finales de los años setenta.

Brillante y emotiva película de Francesco Rosi que reflexiona sobre la

realidad social y política italiana a finales de la década de los

setenta, en uno de los momentos más convulsos para el país desde el

final de la segunda guerra mundial. En esta película el director

napolitano continúa con la aproximación a la realidad social italiana

ya desarrollada brillantemente en la mayoría de su cine anterior en el

que destacan obras como “Salvatore Giuliano” (1961) o “Las manos sobre

la ciudad” (1963). En “Tres hermanos” abandona sin embargo el carácter

lineal y el estilo casi documental de gran parte de su filmografía

previa por una mayor preocupación por la estética y el uso de la

retrospectiva.

La historia comienza cuando tres hermanos de mediana edad regresan a su

pueblo natal en el sur de Italia para el entierro de su madre y

acompañar a su anciano padre en ese momento difícil. El regreso a la

casa de su infancia y el reencuentro subsume a los tres hermanos en una

atmósfera de nostalgia y reflexión sobre su propia existencia en el

contexto de la realidad de su país. Los tres están separados por la

edad y por vidas contrapuestas que resultan en una imposibilidad de

comunicación e incluso la oposición ideológica. En esas circunstancias,

es una niña -la hija del hermano menor- quién está más cercana a su

abuelo, y encarna simbólicamente la posibilidad de conexión entre el

pasado y futuro en ese presente confuso.

Los tres hermanos representan acertadamente tres perspectivas

diferenciadas, si no contrapuestas, de la Italia de finales de los años

setenta. El mayor, Raffaele (Philippe Noiret) es un juez de Roma que

lleva casos de terrorismo y que convive con la incertidumbre y el temor

cotidiano a sufrir un atentado. El mediano, Rocco (Vittorio

Mezzogiorno), trabaja como asistente social en un reformatorio para

adolescentes de Nápoles, y representa la situación de una sociedad

desarmada en un contexto de crisis socioeconómica y de degradación de

las estructuras y valores tradicionales. Finalmente, el hermano

pequeño, Nicola (Michele Placido), es un obrero sindicalista en Turín

que ve como su matrimonio se rompe y que viaja con su pequeña hija a su

Puglia natal. Su personaje permite abordar cuestiones clave en la

Italia de dicho periodo como los problemas de integración de los

emigrantes del sur en el norte del país, los conflictos laborales, el

desempleo, y los movimientos sociales fren

te a la crisis económica en general.

Los tres hermanos son en cierto modo presentados como unos idealistas,

cada uno desde su perspectiva, y más que proceder a una apología de una

de las perspectivas de la realidad italiana, es la imposibilidad de

comunicación entre ellos lo que más enfatiza la película. Menos

centrales en la historia pero de carácter más simbólico son los

personajes del abuelo y la nieta. El abuelo encarna los valores

tradicionales de dignidad, humanidad y sencillez, frente a las

contingencias de la vida moderna que desde diferentes perspectivas

constituyen la vida de los tres hermanos. La relación entre abuelo y

nieta evoca la posibilidad de una recuperación de los valores del

pasado y una esperanza para el futuro.

Pero es la presentación de manera yuxtapuesta de las tres perspectivas

encarnadas por los tres hermanos lo que da carácter global a la

reflexión. En una de las frases más reveladoras de la película, uno de

los personajes secundarios de la aldea enfatiza la ausencia de

comunicación entre instituciones, elites políticas y sociedad como

problema secular en la realidad italiana. La historia de los tres

hermanos refleja esa imposibilidad de comunicación entre diferentes

sectores de la sociedad italiana. Desde esta perspectiva de reflexión

histórica de la realidad política y social Italiana, “Tres Hermanos”

recuerda a películas anteriores como “Nos habiamos querido tanto”

(1974) de Ettore Scola, o mas recientes como “Catherina va a la ciudad”

(2003) de Paolo Virzi, que abordan aspectos de contenido social y

político desde la perspectiva de personajes comunes y próximos al

espectador.

Respecto a las interpretaciones, cabe sin duda destacar la de Charles

Vanel, veterano actor francés de gran trayectoria, quién en su papel

del anciano padre de los tres hermanos que se enfrenta a la muerte de

su esposa, encarna con gran humanidad los valores ancestrales de la

dignidad y sencillez de manera brillante. Vanel recibió por su

interpretación el premio David de Donatello del cine italiano al mejor

actor secundario. Los tres hermanos son interpretados por conocidos

actores como Michele Placido, Vittorio Mezzogiorno, y Philippe Noiret,

que cumplen perfectamente con sus respectivos papeles. La película fue

candidata a los Oscar como mejor película extranjera que en ese año se

llevo la película húngara “Mephisto” de István Szabó, con gran

interpretación de Klaus Maria Brandauer.

En conclusión, un interesante drama sociopolítico que combina la

reflexión social sobre la Italia de finales de los años setenta con la

mirada artística sobre la realidad. Una obra fundamental de uno de los

grandes directores del cine italiano de la segunda mitad del siglo

veinte.Tomás Soria

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