• Por AlohaCriticón

un ano en la luna poster criticaDirección: Antonio Gárate.
Intérpretes: Begoña Maestre, Jorge Monje, Elena Ballesteros, Alberto Jiménez.


Iñigo (Jorge Monje) ha decidido trasladarse a Madrid para estudiar la carrera de Psicología. En la capital, compartirá el piso con su hermana Esther (Begoña Maestre) y un escritor en ciernes, Gabriel (Armando del Río). Los tres se verán inmersos en distintas relaciones sentimentales que desembocarán en resultados dispares.




La carrera de obstáculos que ha tenido que sortear Antonio Gárate para lograr la exhibición de su segundo largometraje, podría darle alguna idea para el desarrollo de un futuro guión… Pero esa sería otra película.

“Un Año En La Luna” es un ejercicio descriptivo de los problemas, decisiones, dudas, alegrías, sinsabores y soluciones finales que acaecen en la vida de un grupo de jóvenes, cuyo centro de reunión se localiza en un bar coronado con el nombre de nuestro satélite natural.

El relato sobre el que se sustenta la cinta está escrito al alimón por el propio Gárate y Roberto Goñi, y juguetea en la línea fronteriza que separa el territorio puramente sexual, del enclave donde se ubican sentimientos algo más profundos.




De las tres historias que evolucionan en paralelo, cabría destacar la que protagonizan Esther y Alberto, consecuencia sobre todo de la fuerza interpretativa que Begoña Maestre y Alberto Jiménez, respectivamente, inculcan a sus personajes.

Pero hay otros detalles interesantes en “Un Año En La Luna” que han de recalcarse, como pueden serlo las distintas epístolas dirigidas entre los distintos personajes, el antiguo tocadiscos que pincha de forma reiterada composiciones de Chopin o la siempre sugestiva tonada brasileña de Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes, titulada “Insensatez” y cantada por Maria Toledo.

Ciertamente, ha merecido la pena que Antonio Gárate haya tenido que dejarse la piel para encontrar los apoyos necesarios que le permitieran que su muy digna labor pudiera divulgarse (muchos otros, incluido el mismo Orson Welles, se quedaron en el intento). Es una lástima que sea así, pero es mucho más lamentable si se tienen en cuenta algunos de los bodrios que suelen poblar la cartelera.

Alberto Alcázar