Dirección: Carl Theodor Dreyer.
Intérpretes: Julian West, Maurice Schutz, Sybille Schmitz, Rena Mandel.
Con guión de Carl Theodor Dreyer (“La Pasión De Juana de Arco”) y Christen Jul (“Ayer y Mañana”).
Sinopsis
Allan Gray (Julian West), investigador de lo oculto, llega a una posada aislada, ubicada en un lugar llamado Courtempierre, en donde se están produciendo extraños sucesos.
Una noche, mientras duerme, un hombre entra en su habitación y de forma misteriosa escribe en un pequeño paquete: “para ser abierto tras mi muerte”. Gray se inquieta, ¿quién es ese hombre? Poco después es guidado por sombras a un viejo castillo hasta que llega a una gran casa. Mira por la ventana. Ahí está el hombre del paquete al que asesinan con un disparo…
Crítica
Este fue el primer film “sonoro” de Carl Theodor Dreyer, el autor danés que todavía narraba en mudo, utilizando intertítulos, con muchos silencios y uso escaso de diálogos. Eso sí, cuando se utiliza el sonido se hace con significado importante en la narración, en especial ruidos y otros efectos para provocar inquietud en una situación extraña con personajes extraños.
La historia del film es sencilla y los tramos con intertítulos del libro puede cansar a algunos, pero el conjunto se sublima por el tratamiento atmosférico de Dreyer y Rudolph Maté (fotógrafo con posterior carrera como director en Hollywood), que logra un escenario surreal, onírico y gótico, acentuando con primeros planos, sombras, movimientos de cámara, gasas para el desenfoque, imaginería recurrente… el enfoque bizarro y expresionista del relato.
El film está protagonizado por el barón Nicolás de Gunzburg con el seudónimo de Julian West. Fue su única película, más tarde se dedicó a la edición de revistas de modas, lanzando a conocidos diseñadores, entre ellos el célebre Calvin Klein.