Dirección: Jaume Balagueró.
Intérpretes: Ester Expósito, Inés Fernández, Magüi Mira, Federico Aguado.
Con guión de Fernando Navarro (“Verónica”).
Sinopsis
Lucía (Ester Expósito), bailarina de una discoteca madrileña, roba una bolsa con pastillas de éxtasis en el local en el que trabaja.
Descubierta, termina siendo apuñalada en una pierna pero consigue escapar, buscando refugio en el piso de su hermana, Rocío (Ángela Cremonte), con la que lleva tiempo distanciada.
Rocío vive con su hija Alba (Inés Fernández) en el Edificio Venus, un lugar con pocos vecinos en el que se suceden misteriosos sucesos, entre ellos la desaparición de la propia Rocío.
Mientras tanto, los traficantes intentan dar con el paradero de Lucía.
Crítica
Jaume Balagueró (como director) y Álex de la Iglesia (como productor) se asociaron para filmar esta película que mezcla distintos géneros en un batiburrillo de motivos y acciones.
No comienza mal dentro de cánones de thriller urbano.
Robo, pelea, huida y refugio.
Hay manidas cuitas de familia y un escenario siniestro de suficiente peculiaridad en espacio y personajes.
Una desaparición genera desasosiego en la protagonista, interpretada de manera efectiva por Ester Expósito.
Se maneja bien el suspense.
Más tarde se ligan de forma muy artificiosa diferentes ideas con un enfoque inconsistente en su desarrollo.
Tenemos ecos ritualistas-satánicos de “La Semilla Del Diablo” de Ira Levin vía Roman Polanski, que pervierten una imagen cándida de vecindario; la heroína de acción y de buen ver perseguida por matones con malas intenciones; los facilones recursos oníricos que alteran el ánimo de la sufridora; la niña como cauce pseudomístico-esotérico… hasta un eclipse.
El clímax es delirante, con exhibición sanguinolenta y una conclusión entre lo surreal y lo arbitrario.
Deberían, visto el bizarro cóctel, sustentar todo en el humor negro.
No lo hacen.
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