Dirección: Kevin Kölsch y Dennis Windmyer.
Intérpretes: Jason Clarke, Amy Seimetz, John Lithgow, Jeté Laurence.
Con guión de Jeff Buhler (“El Vagón De La Muerte”, “The Prodigy”) y Matt Greenberg (“El Imperio Del Fuego”, “1408”).
Sinopsis
El médico Louis Creed (Jason Clarke) abandona Boston junto a su mujer, Rachel (Amy Seimetz), su hija Ellie (Jeté Laurence) y su hijo Gage (Hugo Lavoie) para comenzar una nueva vida en un lugar tranquilo de Maine, llamado Ludlow. Allí descubre, tras su casa, un bosque y un extraño cementerio en donde la gente entierra a sus mascotas.
Crítica
Adaptación de una novela de Stephen King que ya había sido llevada al cine treinta años antes.
La película, terror con una historia de renovación personal y familiar, tiene cierto equilibrio en el tono, muy pesaroso; evita precipitaciones rítmicas, y los actores no están del todo mal; pero el resultado es insatisfactorio.
Visualmente es plana, los personajes son sosos, la narrativa es arrítmica, con momentos bastante plúmbeos.
La historia, con escaso fundamento en su base sobrenatural, y tópicos sobre el escéptico enfrentando a sus negaciones, los traumas infantiles de rigor, o la inversión de figuras tiernas (niños, mascotas…) convertidas en canales de horror, se convierte en un carrusel de venganzas y reciclaje de cuerpos terminado de manera lamentable. Más que un final abierto, ya no sabían como cerrarlo.