• Por Antonio Méndez

aldous-huxley-mundo-feliz-criticaSinopsis

Año 2450.
Londres, parte del Estado Mundial dividido en castas creadas por ingeniería genética.
No existen las familias, no existen las emociones.
Se adoctrina con condicionamientos y la hipnopedia.
Todo parece feliz con el consumo de la droga soma.
En este contexto, Bernard Marx , de la casta Alfa-Mas, visita una reserva india junto a Lenina Crowne, y conoce a John El Salvaje, quien, llevado a Londres, choca contra el sistema “civilizado” que descubre.

Crítica




“Un Mundo Feliz” de Aldous Huxley, novela publicada en el año 1932, es un libro clave por ser una de las primeras distopías filosóficas de ciencia-ficción que significan el poder totalitario del Estado.

Unos años antes, en 1921, el ruso Zamiatin advirtió de ese peligro de control total en “Nosotros”.

aldous-huxley-brave-new-world-reviewNarrada en tercera persona en un Londres futurista, la novela de Huxley es profética, con un inicio magistral en el que se describe, de forma precisa, equilibrada (en un capítulo con acciones rápidas en paralelo), una civilización configurada desde las élites de poder estatal.

El ser humano es fecundado en un proceso en donde no caben hombres y mujeres como padres, no existe la familia; y en donde son ubicados en jerarquías y castas uniformadas. Pura ingeniería social y biológica.


Los miembros de la comunidad son condicionados por sugestiones del Estado… “63400 repeticiones crean una verdad”… por la hipnopedia. Todos obedecen al Estado Mundial en una especie de religión secular dominada por el cientificismo y Ford como deidad.

No existe el individuo libre, todo se conforma según un proyecto en un inevitable destino social colectivo… “todo es de todos”…

Los hombres y mujeres se encuentran estandarizados.

El sexo se practica desde niño.

Se utiliza el hedonismo y las drogas (soma) como conducto de felicidad y escapismo.

Todo es artificio.



En la segunda parte del libro, un hombre “salvaje” llega a la “civilización” del hombre nuevo y choca cultural y socialmente con su nuevo entorno, su nueva “felicidad”.

No existen las emociones.

Están anuladas por centros de condicionamiento que modelan al ser humano como un producto.

La búsqueda de libertad, el desahogo en sentimientos, convierten al salvaje, educado con textos de William Shakespeare, en un alienado de destino trágico; en centro de un espectáculo de masas en el que el hombre libre es perseguido, vejado, por un mundo aparentemente feliz.