Director: David Serrano
Intérpretes: Ernesto Alterio, Alberto San Juan, Natalia Verbeke, Luis Bermejo.
“Días de fútbol” es la ópera prima de David Serrano, que fue guionista de un éxito del cine español como “El otro lado de la cama”.
En esta ocasión cuenta con gran parte del reparto de aquella película, para narrar las relaciones entre una serie de hombres y mujeres en la treintena y su actitud ante la vida.
Antonio (Ernesto Alterio) acaba de salir de la cárcel con deseos de encauzar su vida por el camino correcto, Jorge (Alberto San Juan) quiere casarse con su novia Violeta (Natalia Verbeke), aunque esta no lo tiene demasiado claro. Miguel (Luis Bermejo), es un calzonazos dominado por su mujer Patricia (Nathalie Poza), que trabaja como policía aunque su sueño sea ser cantautor. Carlos (Pere Ponce) es un actor sin muchas ofertas de trabajo aunque se lleva a las mujeres de calle.
Ramón (Roberto Alamo), es un conductor de autobús escolar bastante harto de niños, cuando Carla (María Esteve), su mujer, le confiesa que va a ser padre.
Por último, Gonzalo (Secun de la Rosa), es un estudiante de Derecho con dificultades para acabar la carrera, cuya máxima afición es el onanismo.
Con esta serie de personajes, Serrano propone una trama de conflictos entre los hombres y las mujeres, encuentros y desencuentros entre unos personajes que nunca llegan a conocerse bien del todo, con unas mujeres que no parecen muy contentas con la vida que llevan y unos hombres más resignados a su suerte.
Tendrá que ser el conflictivo Antonio quien opte por sacarlos de la mediocridad jugando un torneo de fútbol de barrio, para que las victorias en el campo de juego les hagan cambiar la actitud ante la vida.
El que espere ver la misma película que en “El otro lado de la cama” quizá se equivoque, pues aquí Serrano se muestra un poco más ácido que en el otro film (aunque tampoco demasiado).
El marcado carácter lúdico de la anterior propuesta, se torna más amargo esta vez.
De todas maneras tampoco nos hallamos ante el manifiesto de una generación descontenta, la película ha sido concebida en principio para entretener y divertir, y ya de paso para que el espectador se identifique con los problemas de sus personajes, tan comunes como el miedo a madurar, un trabajo poco satisfactorio con jefes déspotas, sueños de juventud incumplidos.
Aunque esos apuntes dramáticos no molestan, cuando mejor funciona el film es en su vertiente puramente cómica, con momentos francamente divertidos, especialmente los que corren a cargo de los personajes de Alterio (cuando sorprende a Violeta con un “amiguito”, o cuando hace su versión de lo que debe ser respeto a los taxistas) y San Juan (en las dos cenas que tiene con la encargada de una lavandería que le pretende, para troncharse).
Y es que Alterio y San Juan brillan con luz propia sobre el resto del reparto, el primero como “maki” rehabilitado de dicción confusa, y el segundo como el típico chupatintas que no ve muy bien salir de su rutina, haciendo muy creíbles sus arquetipos hasta el mínimo detalle.
En definitiva, un buen conjuntado grupo de actores interpretando un guión bastante aceptable, en un más que correcto entretenimiento (no como filfas que nos quieren vender tipo “El oro de Moscú”).
Y no es por caer en el chauvinismo y la demagogia barata de algunos que dicen que sólo debería verse cine español, pero lo cierto es esta película es mejor y más divertida que la tercera parte de “American Pie”, con la que ha coincidido en las pantallas.
Los que quieran reírse deberían dar antes la oportunidad a “Días de fútbol”.
David García
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