Dirección: Victor Salva.
Intérpretes: Jonathan Breck, Ray Wise, Travis Schiffner, Nicki Lynn Aycox.

Con guión de Victor Salva (“La Casa Del Payaso”).

Sinopsis

Jack Taggart (Ray Wise) y su hijo (Luke Edwards) buscan la venganza contra el monstruo The Creeper (Jonathan Breck), después de que éste haya atrapado a Billy, su hijo pequeño.
El monstruo permanece hibernado un período de veintitrés años y despierta para alimentarse de carne humana durante veintitrés días.
Por otra parte, un autobús que transporta un equipo de baloncesto estudiantil y a sus cheerleaders sufre una avería en un camino apartado y solitario.
Pronto sentirán el miedo ante la presencia de The Creeper.

Crítica




Enésima película de sustos (porque miedo poco miedo dan esta clase de títulos) con protagonismo adolescente, secuela de un éxito comercial que nada original aportaba a los subgéneros de horror “teen” y de las “monster movie” más allá de un competente trabajo atmosférico y un apreciable sentido del suspense.

Un monstruo volador poco explorado en su génesis y gustoso de carne fresca de mancebos y mancebas (con repiques de los clásicos slashers, tan socorridos en la pantalla cuando la imaginación falta), personajes intrascendentes sin desarrollo al margen del contexto y la muestra de sus reacciones e interacciones en el escenario (revisitando de manera confesa la notable “Náufragos” de Alfred Hitchcock), diálogos vacíos, sangre gratuita y sospechada acumulación de shocks, con los frecuentes hachazos de sonido y la planificación de situaciones previsibles, son las pautas que contentarán a los consumidores más condescendientes con este tipo de productos y harán reir por no llorar a los más curtidos en estas manidas reiteraciones.

Producción de Francis Ford Coppola, que esperemos revierta las ganancias en títulos de mayor entidad, que ya le va tocando.