• Por AlohaCriticón

LA EDAD DE LA IGNORANCIA (2007)

Dirección: Denys Arcand.

Intérpretes: Marc Labrèche, Diane Kruger, Sylvie Léonard, Caroline Néron.

Jean-Marc Leblanc (Marc Labrèche) es funcionario del Gobierno de Canadá, más concretamente, desempeña su trabajo en el área de los servicios sociales en Québec.

Adicionalmente a la resolución de problemas ajenos, tiene que afrontar sus propios conflictos domésticos; la incomunicación y marginación en su propia familia, así como la enfermedad senil de su madre.

A la manera de un musical romántico y optimista se prologa “La edad de la ignorancia” de Denys Arcand, la siguiente película a “Las invasiones bárbaras” (2003), con la que el director canadiense obtuviera un rotundo éxito internacional.

Sin embargo, el agraciado ambiente que muestra Arcand, tan sólo será onírico, ficticio, fruto, en definitiva, de la necesidad de nuestro protagonista de evadirse y buscar un mundo paralelo, pero intangible, que le ayude a sobrellevar el calvario que supone aguantar a una mujer trepa, a unas hijas autistas a causa de las músicas almacenadas en sus dispositivos electrónicos, además de tener que soportar un trabajo alienante en donde no hace más que escuchar relatos miserables y dramáticos de ciudadanos que acuden en auxilio de la Administración, como contraprestación al pago de los tributos correspondientes.

Arcand, guionista también de la cinta que se comenta, desarrolla una fábula sociológica con vaivenes emocionales a través de la semblanza de un Jean-Marc Leblanc cuyo perfil se asemeja en mucho al imaginario de Woody Allen.

Marc Labrèche se encarga de dar vida de forma muy convincente al gris Leblanc, que tan pronto está cumpliendo su labor de macho gracias a sus dotes imaginarias de escritor, actor o político, como siendo un héroe en un torneo medieval (excesivo, quijotesco y gamberro el episodio de la condesa de Saboya).

A diferencia del oscarizado título de Arcand mencionado al principio, donde la carga dramática estaba más repartida, en “La edad de la ignorancia” el peso de la trama recae sobre un individuo que repta por la vida, que lee “El libro del desasosiego de Bernardo Soares” de Pessoa mientras acompaña a la madre moribunda y que, al límite de sus fuerzas, espeta a su esposa una última invectiva que hace tambalear los cimientos de lo “políticamente correcto”.

Alberto Alcázar

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Diane Kruger

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