Dirección: Kaneto Shindo.
Intérpretes: Nobuko Otowa, Taiji Tonoyama, Shinji Tanaka, Masanori Horimoto.

Con guión de Kaneto Shindo (“Onibaba”).

Sinopsis

Un matrimonio (Nobuko Otowa y Tiji Tonoyama) viven junto a sus dos hijos (Shinji Tanaka y Masanori) en una pequeña isla del Mar de Seto. Los mayores dedican su tiempo a la agricultura como medio de sustento, los niños juegan, uno es llevado en una barca al colegio…

Crítica




Película del japonés Kaneto Shindo, el autor de la muy estimable “Onibaba”.

Se singulariza por la inexistencia de diálogos, siguiendo la vida rutinaria de una familia, los únicos habitantes de un islote.

La película es un docudrama narrado con delicadeza, con estilo, con tranquilidad, somos testigos de la monotonía de los esforzados protagonistas, de los trayectos acuáticos, de su labor agraria de subsistencia… sin hablar, solo el sonido del agua, de los objetos, algunos murmullos colegiales, cánticos…
Pasan las estaciones y todo permanece igual.

Las metáforas visuales… el río como trayecto, el ascenso como esfuerzo, la aceptación ceremonial.
La vida es lo que toca, el destino su muerte. Hay que aprender a llevarla o a sobrellevarla.




Shindo crea en su tramo final una situación de tragedia que mengua su traslado emocional a causa de la propia particularidad del silencio, el desconocimiento de los personajes más allá de las acciones rutinarias y algunos aspectos de costumbrismo.
No obstante, una cinta curiosa que destaca por la sensibilidad estética de su autor.