• Por Antonio Méndez

la jungla 40 cartel critica
Dirección: Len Wiseman.
Intérpretes: Bruce Willis, Justin Long, Timothy Olyphant, Maggie Q.

Tercera secuela de “La Jungla De Cristal” (1988). Con guión de Mark Bomback (“Imparable”, “La Lista”) y David Marconi (“Enemigo Público”, “La Cosecha”).

Sinopsis

El detective John McClane (Bruce Willis) tiene que intentar acabar con un grupo ciberterrorista que, a través de la informática, intenta controlar las comunicaciones y la electricidad en los Estados Unidos. Para ello cuenta con la ayuda de Matthew Farrell (Justin Long), un joven hacker que ha colaborado con los terroristas para iniciar estos actos de sabotaje.

Crítica




Cuando muchos pensábamos que Bruce Willis había jubilado a John McClane, personaje surgido en los últimos coletazos de la época reaganiana, (período propicio a la creación cinematográfica de muy diversos héroes testosterónicos de métodos expeditivos terminantes y denominador común de “yosolitoacabocontodoloquesemepongapordelante”), el detective, con clara inspiración en el “Harry el sucio” de Don Siegel, retorna más duro, irónico y dinámico que nunca en esta cuarta película, intriga de acción computerizada de continuos sobresaltos que no da respiro al vigoroso proceder de McClane en pos de rematar hasta al último saboteador terrorista. Ya no digamos si se encuentra su hija, tan desmandada como su progenitor, por medio.


El elegido para dirigir esta cuarta entrega ha sido Len Wiseman, responsable esteta-gótico-videoclipero de títulos de acción como “Underworld” y su secuela, “Underworld Evolution”.
El solícito-sofisticado estilo visual de Wiseman refuerza y acentúa la contundencia destructivo-criminal y el descoque general de la serie, a través de una enardecida aventura urbana con escenas de acción físicamente imposibles, mucho CGI que consigue hacer veraz la fantasmada más increíble, y cámaras nervudas que ayudan a subrayar la paranoia general.




El villano, tan sosito como blandengue sin objetivos bien definidos, y una trama inverosímil, sin chicha más allá de la banalidad del abuso palomitero de los efectos especiales y el empalagoso empacho tecnológico que pone de manifiesto el riesgo y la vulnerabilidad de una sociedad altamente dependiente en todas sus esferas de las maquinitas (es que le dan a un botón y sale de todo en la pantallita), son taras que adocenan un tanto la película a pesar del aparente despipote.

La película, partiendo de premisas maniqueas con protagonismo de un defensor de la ley sin miramientos éticos para terminar con la lacra delictiva acompañado por un disímil personaje con objetivo común (lo que da lugar a un ligero choque generacional-cultural sin desarrollo), no engaña a nadie con su exceso efectista y su desequilibrio con festín climático, exprimiendo de forma enérgica los escenarios de la ciudad de Washington, y prorrogando las conocidas características de su sudoroso personaje principal, enfrentado al desbarajuste contextual con tanto humor como empuje.

Bueno, por lo menos suena un par de veces “Fortunate Son”, la gran canción de la Creedence Clearwater Revival, que anima sonoramente un film en donde Maggie Q aporta mayor sensualidad que amenaza, y aparece como secundario Kevin Smith en plan friki-informático.

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Bruce Willis
Justin Long
Kevin Smith
Timothy Olyphant
Maggie Q
Mary Elizabeth Winstead