• Por Antonio Méndez

la mision posterDirección: Roland Joffé.
Intérpretes: Robert de Niro, Jeremy Irons, Liam Neeson, Aidan Quinn.

Con guión de Robert Bolt (“La Hija De Ryan”, “Un Hombre Para La Eternidad”).

Sinopsis

Mediados del siglo XVIII.
Rodrigo Mendoza (Robert de Niro) es un mercenario tratante de esclavos que termina uniéndose al jesuita Padre Gabriel (Jeremy Irons) tras haber asesinado a su hermano.
Ambos trabajan en una misión con el fin de evangelizar pacíficamente a unos indígenas del Brasil que verán amenazada su supervivencia y libertad ante las presiones del gobierno portugués.

Crítica




Película de Roland Joffé que mezcla una aventura histórico-selvática de carácter épico con un drama sobre evangelización misionera, colonialismo, redención, misticismo y penitencia.

Beneficiada por su reparto y la belleza natural de los escenarios, la película tiene valores estéticos que aprovechan las localizaciones y es ambiciosa en sus propuestas.

Sin embargo, la profundidad y trascendencia aparente resulta bastante indeterminada, ya que la historia no define si en el contacto con el mundo indígena se incide en la libertad y defensa de sus ritos y creencias, en la convivencia serena entre distintas formas de vida, o en la conversión impuesta a base de simbologías y predicamentos.

Sobrevalorada, los personajes, siendo su contrapunto entre las divergentes posiciones de cada uno (fe y lucha) una de las principales bazas del film, son despachados con cuatro trazos y algunos diálogos pomposos, no dejando de resultar estereotipos, reduciendo también la cultura indígena a la mínima expresión.

Lo que resulta memorable es la banda sonora compuesta por el gran Ennio Morricone.

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Robert De Niro
Jeremy Irons
Liam Neeson




la mision“Es una historia conmovedora sobre la realidad política versus lo mejor d la naturaleza humana. Somos de naturaleza animal y por tanto destruimos lo que amamos por intereses y fines egoístas, y a la vez somos torturados por el sentimiento de que existen otras opciones si tuviéramos la fuerza para realizarlas. En las cuestiones políticas de hace 400 años encontramos los mismos interrogantes con los que luchamos hoy en día”.

Estas palabras son de Roland Joffé sobre “La Misión”, con motivo de la salida al mercado del dvd de una estupenda edición especial de esta película.

Estas palabras de Joffé las he puesto más que nada porque definen más o menos lo que es la película y los temas que vienen a tratar: el ser humano es autodestructivo por naturaleza. Allá donde va arrasa con todo, destruye culturas milenarias, destruye la armonía entre los pueblos. Pero para ver esto no hay que remontarse hasta 1750 (que es la época en que se acontecen los hechos narrados en la película), sino que lo vemos ahora también.


Por otra parte hay que decir que la “misión evangelizadora” y la creación de estas misiones, aunque nefastas para la supervivencia de antiguas culturas milenarias, (aquí estamos en la América Latina, pero bien podríamos ceñirnos a África) crearon una tabla de salvación para estos pueblos que se refugiaban en estas misiones para evitar caer en el yugo de la esclavitud aún existente.

En esta (y aún no le he dicho) fascinante y maravillosa película, se recrean las misiones fundadas por los jesuitas en los actuales territorios de Brasil, Paraguay y Argentina (territorios que en 1750 se repartían las potencias coloniales de Portugal y España).

Esta misión evangelizadora se centraba en la cultura de los indios guaraníes, habitantes de estos bellísimos parajes de la América Latina. Gente en armonía con la naturaleza más salvaje.
No obstante estas misiones jesuitas, además de llevar esta misión evangelizadora a estos pueblos indígenas, también los adoctrinaban en un sistema igualitario. y esto no lo veían bien las monarquías totalitarias de España y Portugal, que capturaban a estos indígenas para someterlos a la esclavitud.

La Iglesia aceptó los intereses de estas monarquías y ordenó que las misiones jesuitas desaparecieran de estos territorios.
Algunas de estas misiones se negaron y lucharon contra el expansionismo hispano-portugués (como es el caso de este film).



La película se basa en hechos reales.
Que sean más o menos fidedignos a la historia ya es otra cosa, y en los cuales no me voy a meter porque no soy un especialista en este tema.

Roland Joffé, después de la elogiada y oscarizada “Los Gritos Del Silencio” se embarcó en esta historia épica que recreaba la historia de la misión de San Carlos, en las cataratas de Iguazú, allá por mediados del siglo XVIII.

Narra la historia de un jesuita, el Padre Gabriel (impagable Jeremy Irons), que se le encomienda un nuevo destino: hacerse cargo de la misión de San Carlos, ahora vacía por la muerte, a manos indígenas, del jesuita que se hacía cargo de dicha misión.

Por su parte, un mercenario, asesino y traficante de esclavos, Rodrigo Mendoza (interpretado magistralmente por el siempre soberbio Robert de Niro), inicia un camino de auto-culpa y redención por el asesinato de su propio hermano (interpretado por Aidan Quinn).
La culpa lo tortura sin piedad. Es entonces cuando las historias del Padre Gabriel y Mendoza se cruzan. Al Padre Gabriel se le encomienda la misión de enderezar a Mendoza llevándoselo a San Carlos. Es en su camino hacía San Carlos, cuando Mendoza inicie su personal camino de penitencia y redención. Ahora se verá destinado a convivir con los que antes eran sus enemigos y “mercancías”.




Rodrigo se enamora de esa cultura y esa gente a la que antes perseguía y exterminaba. Ahora defenderá los ideales jesuitas y la misión junto al padre Gabriel y sus acólitos. La decisión de la Iglesia (presionada por España y Portugal) de abandonar las misiones en estos territorios, por el establecimiento de nuevas fronteras y siendo los nuevos dueños los portugueses, pondrán al Padre Gabriel y Mendoza en una difícil decisión: abandonar al pueblo guaraní a su suerte o bien, defender la misión de San Carlos por las armas y rompiendo el voto de no-violencia.

Mientras Gabriel utiliza como únicas armas la fe, Mendoza luchará a golpe de espada. Son dos aspectos que marcan las diferencias de uno y otro. Aunque el amor hacia es pueblo será algo que los una en el fondo.

La película es preciosa tanto en su fondo como en su propuesta visual. La redención, la penitencia, la búsqueda de la libertad de los oprimidos contra la opresión de las grandes potencias coloniales (crítica al carácter autodestructivo del hombre). y esa preciosa relación entre Mendoza y el Padre Gabriel que culmina en el final de la película. Todos estos temas están presentes en tan fascinante película. Ésta cuenta con incontables imágenes de gran belleza. Tan sólo mencionaré unas cuantas: por supuesto, la primera escena del jesuita crucificado cayendo por las bellísimas cataratas de Iguazú (si bien es bastante trágica, la escena es de una belleza sublime); merece la pena recalcar también esa escena en que Irons tiene el primer encuentro con los indios guaraníes, mientras toca con su oboe ese precioso tema central presente en la magistral y soberbia partitura de Morricone. Por último, quiero remarcar dos escenas más: el camino de penitencia que asume Mendoza/De Niro hasta la misión de San Carlos, cuya cima significará el fin de la penitencia y el inicio de una vida nueva (esa escena en que De Niro, una vez llega arriba, rompe a llorar, desprendiéndose de esa carga tan pesada que era a la vez la cosificación de toda esa carga emocional que torturaba la psicología de este personaje y la libertad de todo pecado) y por supuesto ese nihilista final, soberbio y emotivo a más no poder, conteniendo en sus imágenes gran fuerza dramática.


La puesta en escena de Joffé es magnífica. mostrándonos y recreándose en las preciosas imágenes de la selva tropical excelentemente fotografiadas por Chris Menges.

Su guión es otro de sus aciertos, conteniendo un gran tratamiento en las psicologías de los personajes (sobretodo en ese torturado De Niro y su busca de la redención).

Aunque bien es cierto, que hay algunos aspectos tratados más superficialmente, como el personaje del hermano de Mendoza interpretado por Aidan Quinn.

El plantel de actores es inmejorable e irrepetible: Irons y De Niro ofrecen un recital interpretativo de una calidad extrema. Sin duda es de lo mejorcito de la película, ofreciéndonos unos papeles irrepetibles. Pero además del irrepetible duelo interpretativo entre estos dos actores fuera de categoría (fe y espada juntas luchando por un mismo motivo), nos hallamos, aunque más ensombrecidos, a actores como Liam Nesson, Aidan Qinn o Ray McAnnally en buenas interpretaciones.

Los aspectos técnicos son impecables y soberbios, residiendo parte del atractivo de la película en estos apartados: como he citado antes, la fotografía de Chris Menges (Oscar en 1986) es excelente, realzando magistralmente esos preciosos paisajes de la selva tropical que Joffé se recrea en mostrarnos.
Su vestuario y dirección artística también son aspectos impecablemente cuidados.

Pero lo que de verdad llama la atención es, y como he citado antes por ahí, la bellísima y magistral banda sonora de este genio que es Ennio Morricone (sin duda alguna, una de las mejores composiciones del maestro). Y es que esta partitura, ensalza de manera casi mística las mejores y más emotivas escenas de la película. es difícil recordar una secuencia de la película sin recordar el tema que sonaba (“On Earth As It Is In Heaven”, “Falls”, “Gabriel’s Oboe” o “Miserere”, son algunos de los temas más bellos de esta soberbia partitura).

En fin. es “La Misión” un título indispensable en cualquier dvdteca (o videoteca) de todo cinéfilo que se precie.
Preciosa en todos los sentidos. Y es que una vez vista “La Misión” hace a uno pensar en todo lo que de verdad hemos hecho y continuamos haciendo.en como es de destructiva la naturaleza del hombre:

-“Tenemos que trabajar en el mundo. el mundo es así”
-No. nosotros hacemos el mundo así”.

Daniel Jiménez Pulido

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