• Por AlohaCriticón

munecas rusasDirección: Cédric Klapisch.
Intérpretes: Romain Duris, Audrey Tautou, Cecile de France, Kelly Reilly.


Xavier (Romain Duris) es un joven recién entrado en la treintena que se halla desorientado ante lo que puede deparar el futuro.
Mientras intenta abrirse paso como escritor, escribiendo culebrones para televisión, intenta lograr la estabilidad sentimental, asentar alguna de sus relaciones con mujeres. En medio de todo esto se encontrará con la boda de uno de sus antiguos compañeros de piso de su época de estudiante.




“Las Muñecas Rusas” es la secuela de “Una Casa De Locos”, película de gran éxito a nivel europeo en su momento, pero que no dejaba de ser un simple divertimento de escasas pretensiones.
Si aquella narraba la vida de una serie de estudiantes europeos en un mismo piso de Barcelona, en ésta ocasión la historia está más centrada en la vida de Xavier, el protagonista de aquella. Dirigida por Cedric Klapisch, el realizador del primer film (y que entre medias hizo “Ni A Favor Ni En Contra, Sino Todo Lo Contrario”), la historia ha dado un paso hacia adelante y en esta secuela se opta por narrar las vicisitudes del cambio de la juventud a la madurez.

Hay que reconocer que la primera hora resulta interesante, en la que podemos ver como Xavier busca hacerse un hueco como escritor haciendo de “negro” para la elaboración de biografías de famosos, o escribiendo infumables culebrones de televisión (muy divertidos los momentos en los que le vemos tocando la flauta de forma imaginaria, mientras cuenta mentiras a sabiendas).
Por otro lado, la búsqueda de una relación estable con una mujer será otro tema de obsesión para el protagonista, ya que alcanza la treintena y aún está solo. La misma soledad que sufre su ex novia Martine (Audrey Tautou), madre soltera y con su misma confusión vital.



Hasta ese momento la película funciona bien, no ofrece nada nuevo bajo el sol con el manido tema de jóvenes en tránsito a la madurez, pero se deja ver con agrado. Lo malo empieza cuando entran en escena los hermanos ingleses Wendy (Kelly Reilly) y William (Kevin Bishop).
Con la primera Xavier colaborará en la elaboraciones de guiones para las telenovelas y el segundo se va a casar en San Petersburgo con una bailarina rusa de ballet. No es que la película baje estrepitosamente, pero si es cierto que esa bifurcación de la trama empieza a interesar menos que lo anteriormente visto.

De cualquier modo, cuando la función decae es en su tramo final, cuando Klapisch da rienda suelta al “buenrollismo” que tanto lastraba la primera parte, haciendo la cinta larga y repetitiva y rozando la vergüenza ajena en algunos momentos.
Es cierto que hay encontronazos entre los personajes, pero nunca dudamos de que son enfrentamientos pasajeros que acabarán de forma feliz.

En lo que respecta al reparto, repiten todos los actores de la primera entrega, aunque los que tienen un papel de importancia son los ya reseñados, además de Isabelle (Cecile de France), la amiga lesbiana de Xavier.
El resto aparecen muy poco, con la misma importancia que la de extras con frase. Hay que destacar el competente trabajo de los protagonistas, que siguen haciendo convincentes sus personajes.




En resumidas cuentas, nos hallamos ante una película más que aceptable, pero que va perdiendo fuelle a medida que avanza, lo cual deja un sabor de boca agridulce al final de su visionado. De haber buscado un guión más audaz, con menos fallos (el personaje de Martine desaparece en un momento dado para no volver a aparecer más), menos atención al buen rollo y una duración más corta (para lo que cuenta no hacían falta más de dos horas), hubiera quedado un metraje la mar de interesante, pero esto es lo que hay.

David García

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Romain Duris
Audrey Tautou
Kelly Reilly

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