Dirección: Otakar Vávra.
Intérpretes: Elo Romancik, Vladimir Smeral, Sona Valentová, Josef Kern.

Con guión de Otakar Vávra (“Sokolovo”) y Ester Krumbachová (“La Fiesta y Los Invitados”).

Sinopsis

Finales del siglo XVII.
En la región checa de Moravia, una anciana recibe la comunión en una iglesia y guarda la hostia en vez de tragarla. Poco después, le dice al sacerdote que la guardó para dársela a una vecina con el propósito de que su vaca vuelva a dar leche.
El sacerdote lo pone en conocimiento de las autoridades del lugar, principalmente de la condesa de Galle (Blanca Waleska), que deciden iniciar un proceso de brujería. Para ello, requieren la presencia del inquisidor retirado Boblig von Edelstadt (Vladimir Smeral).

Crítica




Rodada en el año 1969 y estrenada en su país en enero del 1970, esta película es un notable ejemplo de la nueva ola del cine checo (en ese período checoslovaco) que narra hechos reales novelados por Václav Kaplicky.

El film, de idónea ambientación en interiores… comilonas, el vino que no falte, candelabros… posee fuerza visual y acentúa con sus encuadres, sus primeros planos, sus detalles… las emociones de vivir en un ambiente de persecución, de mentira, de tortura, de un abuso de poder que busca convertir la verdad en mentira y viceversa, la justicia en injusticia, que utiliza el miedo, el dolor, como factor de poder dictatorial.




Puede, utilizando un suceso inquisitorial y emulando el proceso de Cristo en su último tramo, ser una alegoría del Estado totalitario con el individuo amenazado y sospechoso por defender la verdad, no en vano el comunismo stalinista regía Checoslovaquia en ese período.
A destacar la fotografía en blanco y negro de Josef Illik, con una estética que mezcla la nouvelle vague francesa con maneras de Carl Theodor Dreyer e Ingmar Bergman.