• Por Antonio Méndez

dorian gray el retrato oscar wilde libro portada criticaSinopsis

Londres, año 1890.
El joven y atractivo Dorian Gray es retratado por su amigo pintor Basil Hallward.
A partir de ese momento, será el retrato el que envejezca y el que recoja las secuelas psicológicas que atormentan y alimentan el alma de Dorian, mientras que éste parece no avejentarse.

Crítica

oscar-wilde-retrato-dorian-gray-review-criticaEn “El Retrato De Dorian Gray” (1890) el escritor irlandés Oscar Wilde se sirve del mito de “Fausto” para escribir esta gran novela filosófica con resonancias góticas y sentido del humor cínico. Una de las cumbres de su literatura.

En el libro se abordan temas como el significado de la belleza, el placer, la corrupción moral, la conciencia o el paso del tiempo, escarbando en la búsqueda de fines hedonistas y en los recovecos más recónditos del espíritu humano, atraído por el siempre tentador lado oscuro.

El libro, con una narración omnisciente en tercera persona, está ambientado en el Londres de finales del siglo XIX y tiene en su principal fundamento un comentario moral sobre las consecuencias de un comportamiento licencioso, con el protagonista principal mostrándose atraído por la belleza física, voluble con el irrevocable transcurso temporal, liquidado en su vano narcisismo y en elegir el hedonismo como objetivo vital, mientras su alma termina corrompiéndole y arrojándole a un destino fatalista.

La novela fue adaptada en varias ocasiones al cine.
En los años 40 Albert Lewin rodó una meritoria versión con Hurd Hatfield, Donna Reed y George Sanders en el reparto.
Más tarde, Dorian Gray fue interpretado por actores como Helmut Berger o Ben Barnes.

Leamos un breve fragmento:

En el centro de la pieza, sobre un caballete recto, descansaba el retrato de cuerpo entero de un joven de extraordinaria belleza; y, delante, a cierta distancia, estaba sentado el artista en persona, el Basil Hallward cuya repentina desaparición, hace algunos años, tanto conmoviera a la sociedad y diera origen a tan extrañas suposiciones.

Al contemplar la figura apuesta y elegante que con tanta habilidad había reflejado gracias a su arte, una sonrisa de satisfacción, que quizá hubiera podido prolongarse, iluminó su rostro. Pero el artista se incorporó bruscamente y, cerrando los ojos, se cubrió los párpados con los dedos, como si tratara de aprisionar en su cerebro algún extraño sueño del que temiese despertar.

-Es tu mejor obra, Basil -dijo lord Henry con entonación lánguida-, lo mejor que has hecho. No dejes de mandarla el año que viene a la galería Grosvenor. La Academia es demasiado grande y demasiado vulgar. Cada vez que voy allí, o hay tanta gente que no puedo ver los cuadros, lo que es horrible, o hay tantos cuadros que no puedo ver a la gente, lo que todavía es peor. La galería Grosvenor es el sitio indicado.

-No creo que lo mande a ningún sitio -respondió el artista, echando la cabeza hacia atrás de la curiosa manera que siempre hacía reír a sus amigos de Oxford-. No; no mandaré el retrato a ningún sitio………….

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