Dirección: Richard Kean.
Intérpretes: Carroll Baker, Stephen Boyd, George Hilton, Lucretia Love.
Con guión de Osvaldo Civirani (“Lucrezia”) y Tito Carpi (“Tentáculos”).
Sinopsis
Julie Harrison (Carroll Baker) trabaja en Amsterdam en una agencia de viajes y se encuentra acosada de forma misteriosa, al igual que su hermana gemela, Mary, que se encuentra en Londres.
Julie acude junto a su abogado, Dave Barton (Stephen Boyd), para solicitarle ayuda. En su despacho conoce a Tony Shane (George Hilton), un piloto de carreras con el que inicia pronto una relación.
Crítica
Giallo light del italiano Osvaldo Civirani, aquí firmando con el seudónimo de Richard Kean.
La película, ambientada en Holanda, es flojita. El reparto no está mal pero la historia es mediocre, con un último tramo forzado en plan sorpresa sobre claves de mujer en peligro, triángulo amoroso y falsa identidad.
La trama, con fondo de sonidos jazz, lounge, bossanova… piano, saxo… tiene momentos de tensión, de extrañeza criminal con gusto por el plano detalle, pero se desarrolla y se resuelve de forma muy convencional con un asunto de acción con gánsteres poco inventivo a pesar del giro final.
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