Dirección: Howard Hawks.
Intérpretes: Jane Russell, Marilyn Monroe, Charles Coburn, Elliott Reid.
Lorelei (Marilyn Monroe) y Dorothy (Jane Russell) son dos bailarinas de cabaret que se dedican a vagar de un sitio a otro en busca de fortuna, y por qué no, de un marido rico y algo ingenuo que puedan manejar a sus anchas.
Las diferentes personalidades de las dos chicas no será ningún impedimento para que Dorothy ayude a Lorelei, acusada de robar una valiosa tiara de diamantes.
Una de las comedias musicales más recordadas de la exuberante Marilyn Monroe en su momento de mayor esplendor. Al frente del reparto se encuentra también la bella y excelente actriz Jane Russell, que aquí realiza un personaje mucho más lucido e interesante que la carismática rubia.
Muy en la línea de su director, la película cuenta con todos los elementos esenciales para que un film resulte atractivo en general: caras bonitas, lujo, glamour, números musicales impresionántemente coreografiados y situaciones cómicas absurdas, pero fráncamente divertidas.
Otros elementos que no podemos dejar a un lado son las canciones, todas ellas muy buenas y exceléntemente encuadradas en el film, sin que por ello lleguen a enturbiar el ritmo de la película; números musicales como “Two little girls from little rock” (con la que se abre el film), la maravillosa “Bye, bye, baby” o la mítica “Diamonds are a girls best friend” con la malograda rubia platino seduciendo con ese vestido rosa conocido por todos sus admiradores, son piezas que al final dejan al espectador con un buen sabor de boca.
La búsqueda del dinero y de una efímera felicidad son las bases en las que se sustenta este simpático musical. No es una de las obras maestras del genial Hawks (“La fiera de mi niña” es mucho más redonda que ésta), pero aún así es un film notable y bien resuelto, muy recomendable para pasar un rato entretenido, rodeado de diamantes, bailes y lujo por los cuatro costados. Atención al increíble final.
Raúl Calderón
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