• Por Antonio Méndez

manic-street-preachers-the-ultra-vivid-lament-albumCrítica

Los británicos Manic Street Preachers con su sonido que poco o nada ha variado desde finales de los años 90, época en la que conquistaron las listas de éxitos de su país y de parte de Europa.

Dave Eringa produjo este álbum abierto con “Still Snowing In Sapporo”, seis minutos con los galeses en recuerdos japoneses del año 1993.
El corte se abre como balada y progresa con su habitual desarrollo en medio tiempo pop-rock, conviviendo repiques acústicos y rasgueos eléctricos.

“Orwellian”, con uso de piano, crea, en lógica a su título, un escenario distópico, un lugar apocalíptico, de conflicto sociopolítico, con los libros ardiendo y la censura tecnológica.
El que vivimos.
El sonido es el de siempre en los Manics.
Arreglos sin riesgo en modo soft rock FM.




manic-street-preachers-ultra-vivid-lament-review-criticaJulia Cumming, del grupo Sunflower Bean, colabora vocalmente en “The Secret He Had Missed”, con piano a lo ABBA y la habitual pompa de los de Blackwood.

James Dean Bradfield en modo Elton John/Billy Joel con “Quest For Ancient Colours”, balada a piano con el narrador confuso… las cosas solían tener sentido… coros suntuosos y variantes de tempo.
Todo sin salirse del formulismo.

Tono alegre el de “Don’t Let The Night Divide Us”, corte con consejos de unión, de que no nos ciegue el odio, de evitar la propaganda.
Pieza melódica, de estribillo pegadizo.

“Diapause” es una balada en tono oscuro sobre vínculos en escapismo romántico y pérdida… como eché de menos tu desaparición, he quemado tantos puentes, pero no el que conduce a ti…
Bradfield aporta intensidad emocional y los arreglos son atmosféricos.

“Complicated Illusions” tiene un buen texto poético de Nicky Wire sobre ilusiones, realidades, creencias, dudas, opciones… en un pop-rock de estadio que podría encontrar a Phil Collins y a los Scorpions.

Más romanticismo en el agradable jangle “Into The Waves Of Love”, con teclado de nueva ola y armonías vocales.
Buen corte pop.

Una de las canciones más destacados del disco es “Blank Diary Entry”, pieza con intro lenta folk y progreso pop-rock con trazos surf/spaghetti western y con la voz cavernosa de Mark Lanegan en contraste con la expresión dulce de Bradley mientras cantan sobre jardines de langostas, consuelos en máquinas o vacíos con historias.

En “Happy Bored Alone” endurecen alguna guitarra pero la fórmula es la misma, aquí cantando sobre caos y almas.

Lo mismo se puede decir de “Afterending”, el término del álbum con caballos de Troya y perros de paja en un medio tiempo blando con un estribillo que no está mal.
Post-We are the world, we are the children. Conciencias urbanas.