• Por Antonio Méndez

phoenix-alpha-zulu-album-discoCrítica

Nada más y nada menos que en el Louvre grabaron los franceses Phoenix este disco con portada del pintor renacentista Sandro Botticceli.

El sonido es un pop de baile derivado de la new wave y del tecno pop 80s.

Se abre con la canción que titula el disco, “Alpha Zulu”, canción dance con efecto vocal que podrían grabar junto a Rihanna.

Tapa los ojos, aleluya, reza, Dios… ¿qué será todo esto?

Escapismo en flujo de conciencia, juguetón ritmo, una maraca y pegadiza eufonía.




phoenix-alpha-zulu-critica-reviewEzra Koenig, de Vampire Weekend, colabora con los franceses en “Tonight”.
Alto rimo con un enfoque más de nueva ola para ubicarnos en salidas nocturnas y deseos en modo tierno… ojalá pudiera ser como tú…

Esta canción menor podría sonar en la banda sonora de una comedia adolescente 80s de John Hughes.

Sintetizadores efervescentes en “The Only One”, un corte de tempo más templado que las piezas previas.

Thomas Mars quiere ser joven para siempre y también el único, ¿cómo puedo ser ese único? Complicado.
Mientras tanto corren lágrimas en su mente.

Como en todas estas piezas pop de Phoenix, el estribillo, muy repetitivo y sencillo, es también muy pegadizo, sobreponiéndose al final con el puente.


“After Midnight” es también muy de pop de sintetizadores ochentero, muy new wave, melódico y enérgico, con arreglos en plan Giorgio Moroder.

“Winter Solstice” crea imaginería extraña.
Nos sitúa en un área restringida con forma de petunia, hay una chica jugando con el hula hoop, afirman escuchar un réquiem…

Es una pieza lenta, con dominio de sintetizadores y variantes en su estructura, sonido tranquilo golpeado en ocasiones por los teclados y aquietado de nuevo con punteos de guitarra.
Indiferente.

En “Season 2” volvemos a la pista de baile.
Pegadiza, un soft dance pop entre Weezer y MGMT.

“Artefact” tiene una de las mejores melodías del disco.

Directo, sin florituras en arreglos, con sintetizadores bien metidos en una estructura sencilla y con la sensibilidad vocal del buen pop.




Con el intenso “All Eyes On Me” vamos disparados a otro corte dance que podría cantar en las radiofórmulas Rhianna.

No cabe duda que tienen artesanía para crear adhesivo pop de baile.

“My Elixir”.
Más flujo de conciencia, ahora con nostalgia de hogar… ¿podemos ir a casa?… y pociones de muérdago.

Es una balada pop dulzona bien construida, con órgano, sentimental y una estupenda progresión melódica, acentuada en su valor por el estribillo.

Termina el disco con “Identical”, más remedos dance ochentero con énfasis en la percusión y apoyo de voz femenina.

Esta conclusión de álbum se hace larga, larguísima, en un cacao inescrutable de consejitos, cintas de vídeo, flores que mienten y pérdidas de control.
Así estamos.

Puntuación

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