Dirección: Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett.
Intérpretes: Melissa Barrera, Jenna Ortega, Neve Campbell, David Arquette.
Con guión de Guy Busick (“Noche De Bodas”) y James Vanderbilt (“The Amazing Spider-Man”).
Sinopsis
Tara Carpenter (Jenna Ortega) es atacada por Ghostface en la localidad de Woodsboro.
Malherida, acaba en un hospital, en donde recibe la visita de su hermana mayor Samantha (Melissa Barrera), quien vive en Modesto tras abandonar hace años a Tara y a su madre después de descubrir un secreto familiar.
Tara, enfadada, desea que se vaya, no obstante Sam se queda para proteger a su hermana y decide contactar con el antiguo sheriff Dewey Riley (David Arquette).
Más tarde, Dewey llama a Sidney Prescott (Neve Campbell) para informarle de la vuelta de Ghostface.
Crítica
Quinta entrega de “Scream”, ahora retorciendo la base de slasher con una historia que mezcla el remake con la secuela orientada por fans obsesivos de la serie.
No faltan sus constantes: múltiples llamadas telefónicas, las amenazas de enmascarados, la desesperación dramática de las víctimas, los acuchillamientos y la sangre con un whodunit moviendo la trama… ¿quién lo ha hecho?
Se reúne a un grupo de adolescentes, unos vínculos familiares en tono pesaroso, un toque nostálgico (poca presencia de las “estrellas”), y a matar uno (o unos) y a protegerse los demás.
La película revela un motivo de chiste en su clímax y termina de forma comodona con escenas de asesinatos muy poco imaginativas de por medio y personajes intercambiables.
Si se tomara en plan disparate enloquecido, como parodia con personajes frikis y un gran guiñol elaborado… todavía tendría un pase. Pero no.
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