• Por Antonio Méndez

Surgidos en la Inglaterra de la parte final de los años 70 con sonidos que les ubicaron dentro de la new wave, el post-punk y el rock gótico, los Cure de Robert Smith expanden su legado en pleno siglo XXI con discos como “4:13 Dream”, un álbum un tanto indiferente en la primera escucha, suficientemente grato en las siguientes.

El álbum se abre con “Underneath The Stars”, un tema lento en el cual confluyen sus oceánicas y repicantes guitarras con cuerdas rotas a lo Neil Young. El escenario sónico es envolvente, psicodélico-espacial, nocturno, y con un tono ensoñador en donde Smith narra las visiones escapistas de dos amantes flotando en la atmósfera.

“Only One” es un corte con vivaz ritmo y luminosas guitarras, en donde la melodía brilla manifestando un sencillo texto de goce amoroso. Nada pretenciosa, es una pequeña gema jangle pop y que, para bien, se desapega de fatuidades de rapsodas frustrados.

En el medio tiempo “Reasons Why”, Robert Smith aborda de forma melancólica el suicidio, tema mortuorio que contrasta con la vitalidad de las dinámicas línea guitarreras empleadas. A destacar los coros… “You Remember Now”… y el bajo de Simon Gallup.

“Freakshow” es una de las piezas más enérgicas del disco en una variante dance-pop-punk que podrían firmar hoy unos Franz Ferdinand mezclados por los B’52. Sobresale en su dinamismo el maullante uso del wah wah.

El medio tiempo que centra su lírica en la seducción de una mujer rubia, “Siren Song”, tiene sonidos slide para una romántica pieza vals-country-pop con trazas dream-pop de los Cocteau Twins.

“Real Snow White” es un pop-rock con un inicio de distorsión guitarrera a lo Jon Spencer y una expresión amenazadora de requerimiento. Tiene suficientes variantes melódicas y rítmicas como para no resultar despreciable.

“Hungry Ghost” es un medio tiempo que critica el materialismo y el consumismo. Buen empleo de las guitarras, óptima interpretación vocal, logrado estribillo.

“Switch” es un corte muy curioso. Aborda problemas de identidad y crea en un muro caótico de sonidos una atmósfera de paranoia ebria, anárquica, con rugiente wah wah al estilo psicodélico hendrixiano.

Si “Switch” era puro caos, “Perfect Boy” es todo lo contrario. Un medio tiempo pop-rock FM a lo U2 sobre una relación rota que en principio parecía perfecta. Nada extraordinaria.

En el medio tiempo “This. Here and Now” vuelven a cuestiones de identidad, ahora con situación extraña de encuentro. Sin trascendencia alguna.

“Sleep When I’m Dead”, canción escrita a mediados de los años 80 que recuperan para este disco, retoman con brío el dance-pop-punk con ornamentos de efectos psico-espaciales.

La influencia de la lisergia sesentera es manifiesta en los dos temas que cierran el disco, sea “Scream”, con iteración psico-gótica que ayuda a crear una gran atmósfera, a igual que en la psicótica y ruidista “It’s Over”, una canción que parece derivar del space rock de Hawkwind.

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