Dirección: Louis Malle.
Intérpretes: Catherine Demongeot, Philippe Noiret, Hubert Deschamps, Carla Marlier.

Zazie (Catherine Demongeot) es una niña de doce años que acompaña a París a su madre. En la capital francesa, mientras su progenitora se encuentra con su amante, Zazie permanece al lado de su excéntrico tío Gabriel (Philippe Noiret).

En plena eclosión de la nouvelle vague, Louis Malle cambia totalmente de registro en su tercer largometraje, para realizar una comedia, que podríamos encuadrar en la estética pop, con continuos guiños al viejo slapstick.

Una niña de 12 años, Zazie, llega a París con su madre, la cual la deja bajo la custodia de su tío (Philippe Noiret), mientras ella se dedica a su amante de turno. La ilusión de la niña es viajar en Metro, pero casualmente ese día está en huelga, con lo que comenzará la primera frustración de la pequeña en el mundo de los mayores. El resto de la jornada, completará la visión desde la infancia de un mundo adulto sin sentido, sin ética y sin ningún objetivo con sentido común.




El filme, está realizado en forma de comedia disparatada, al modo del viejo cine mudo, con muy poco dialogo, acciones vertiginosas o cámara rápida, todo ello parece encaminado a crear un lenguaje informal y vanguardista, que le distancie del cine convencional.

El resultado, a pesar de ser uno de los iconos del cine de los sesenta, ha envejecido mal, el ritmo apabullante e irregular parece no encontrar ningún sentido, la estética, que en su tiempo fuera novedosa, ahora se antoja trasnochada y la crítica de la sociedad parisina, vista desde el punto de vista de Zazie, queda diluida entre unos gags sin gracia y una realización más preocupada en la provocación que en la transmisión de una idea.

Angel Lapresta