Crítica
Después de contarnos historias de perdedores en el Oeste, de vaqueros solitarios, de desamor, de borrachos… en “Western Stars”, Bruce Springsteen volvió a grabar con la E Street Band este “Letter To You”, un álbum que recupera tres canciones de comienzos de los años 70 y trata asuntos de vida y muerte con recuerdos para sus amigos fallecidos, entre ellos Clarence Clemons o George Theiss.
El disco se abre con “One Minute You’re Here”… hoy estás aquí, mañana no… la fugacidad de la vida… chica, estoy tan solo, vuelve a casa… disfrutemos el tiempo que podamos estar juntos.
La canción es una balada folk con guitarra acústica, estilo Fred Neil, que hace sonar en su progreso arreglos orquestales, piano, violines…
Frágil, es uno de los varios cortes del LP que tratan la muerte, el paso del tiempo.
La canción que da título al álbum, “Letter To You”, aviva el tempo en un pop rock típicamente Springsteen con la E Street Band.
Heartland rock de fácil consumo con “El Jefe” rasgando la voz y una confesión epistolar con fondo de piano, órgano… escribo en la carta todos mis miedos, mis dudas, con tinta y sanre, felicidad y dolor.
Emociones.
También es típica de la E Street Band con Bruce la siguiente canción, “Burnin’ Train”, arena rock con acordes a lo The Who, riff envolvente, solo guitarrero… llévame en tu tren ardiente…
Una canción demasiado monótona.
La primera de las canciones que recupera Springsteen de comienzos de los años 70 es “Janey Needs a Shooter”, un buen corte lento con órgano en la intro, guitarras inquietas de fondo, rotas al estilo Crazy Horse, y un fenomenal estribillo himno.
Rock de raíces de primer nivel. Una lástima que le quede largo.
Hay dos piezas que, como homenaje al citado George Theiss (fallecido en el año 2018), rememoran su etapa juvenil en The Castiles.
La primera es “Last Man Standing”… imágenes descoloridas en un álbum de recortes… intro con rasgueo acústico y progreso típico de arena rock con el sonido swing rock tan deudor del muro de Phil Spector.
El solo de saxo es de Jake Clemons, sobrino de Clarence.
Bonito piano el de la intro de “The Power Of Prayer”… Bruce en modo fe, espiritualidad… el poder de la oración.
Crea estampas relajadas, sol, lago… verano en el aire y música de los Drifters.
Es un corte muy melódico y de nuevo con dejes spectorianos y un sentido épico-emocional al estilo de su admirado Roy Orbison.
Más piano destacado en “House Of A Thousand Guitars”… hermanos, todas las almas nos vamos a la casa de las mil guitarras…
La trascendencia del ser tras la muerte. Qué mejor que acudir a escuchar música.
La canción se inicia como balada y al minuto y medio eleva el ritmo a medio tiempo con un enfoque de himno y un outro en crescendo con añadido de coros.
Pegadiza, melódica.
En “Rainmaker” nos presenta a un estafador… voy a hacer que llueva… pero todo está seco.
Otra pieza lenta, con piano, slide… guitarreo blues, orquestación, estribillo machachón.
No trasciende y la canción termina haciéndose pesada.
“If I Were The Priest” es la segunda pieza que Bruce escribió en los inicios de los 70.
Aquí, un country folk con fraseos a lo Bob Dylan, crea una narrativa del Oeste con curiosas imaginerías… Jesucristo, te necesitamos en Dodge City, hay muchos forajidos. Si Jesús fuera un sheriff y yo fuera el sacerdote.
A lo Dylan. A lo The Band… Los cortes de los 70 están entre lo mejor del disco. De nuevo un poco largo.
“Ghosts” vuelve a tener como centro a George Theiss, un corte heartland rock directo, sencillo, con guitarras a lo Tom Petty.
Otro corte de 1971-1972. “Song For Orphans”, seis minutos con buen texto y sonido de raíces de base folk rock.
Otra pieza muy dylaniana.
Termina el álbum con “I’ll See You In My Dreams”, con la estructura de intro balada y desarrollo en medio tiempo, pretensión emocional a lo Roy Orbison y, desde la madurez, asuntos de muerte y esperanza de reencuentro en otra vida… te veré en mis sueños, nos encontraremos otra vez…
En la curva, en el llano. O no nos vemos.