Sinopsis
Un mirlo del barrio parisino de Marlis no es querido por su padre. Es blanco, no es negro como los demás. El pobre pájaro, a pesar de ser protegido por su madre, termina marchándose en busca de su identidad. ¿Qué clase de pájaro es?
Crítica
En el año 1842, el francés Alfred de Musset creó este cuento que tiene varios e interesantes giros.
Al principio cruza las fábulas de Esopo con el “Patito Feo” de Hans Christian Andersen… tú no eres un mirlo… en un proceso típico de iniciación con propósito de identidad, de aceptación.
Musset, con la narración en primera persona del mirlo blanco y referencia a Jean de Nivelle, brilla en este tramo con un texto fluido, lírico, que encuentra al protagonista con diversos pájaros…. raro, muy difícil de encontrar… urraca, tórtola… Difícil todo, mas la identidad llega.
Si soy tan diferente, seré un genio… la confianza total en uno mismo es el único camino hacia la satisfacción…
El giro de autoconfianza del mirlo blanco le lleva al éxito literario con un poema, a una jactancia que conduce la alegoría a la ironía, a la sátira… del engreimiento artístico… su sublime desprecio de lo vulgar… encantadora fatuidad… un éxito digno de mí… antes de su enlace de boda… 10.000 moscas en la boca como banquete… con una, también extraña, mirla blanca que termina siendo un fiasco (claramente inspirada en su amante y escritora George Sand).
La historia acentúa el interés con una variación poco esperada y caracteres con chispa. La apariencia, la realidad. El ruiseñor feliz, excelente cantarín, no lo era tanto. Ni mucho menos.