Sinopsis
Segunda Guerra Mundial, año 1942.
Elena Arbués, una joven de veintisiete años de edad, viuda, rescata a un hombre en una playa que resulta ser Teseo Lombardo, un buzo militar italiano que forma parte de un operativo que combate a los aliados en Gibraltar y la bahía de Algeciras.
Crítica
Historia de la Segunda Guerra Mundial que Arturo Pérez-Reverte basa en hechos reales.
El autor alterna en el libro sus comentarios en primera persona sobre la creación de la novela con entrevistas a sus protagonistas o familiares de los mismos con una narración en tercera persona sobre la ficción imaginada.
Esa ficción nos lleva a una España de posguerra cuyas costas se convierten en escenario de ataques italianos a los aliados.
El vínculo romántico que aglutina el relato permanece en segundo plano dentro del retrato de diferentes ambientes: el de tertulia entre españoles, el de la policía británica en Gibraltar o el de los militares italianos del grupo Orsa Maggiore.
Elena Arbués ha quedado viuda después de que su marido, marino mercante, muriera en el bombardeo de Mazalquivir. Ahora se vuelca en su librería. Ese ambiente literario es manifestado por Reverte con continuas referencias a autores y libros.
Paseando con su perro Argos descubre a un hombre moribundo, que resulta ser el veneciano Teseo Lombardo. Ese encuentro aviva la chispa de sus sentimientos.
El romanticismo que se presuponía como centro de la novela se relega a las maniobras de heroísmo a los que nos tiene acostumbrado el autor, con respeto por el valor y la camaradería.
La historia de amor es secundaria, y la inclusión de “espía” de la protagonista está metida con calzador. Hay más conversación que acción.
Los temas de Reverte podrán atrapar a sus seguidores, pero la historia es sencilla, sin mucho interés.
No obstante, el autor reúne personajes simpáticos (en especial el doctor Samuel Zocas o el napolitano Gennaro Squarcialupo) con un retrato amable y un enfoque completo sobre la acción concreta descrita.
Por cierto, corrección. “Los Ojos De Bette Davis” no la cantó Bonnie Tyler, sino Kim Carnes.