• Por AlohaCriticón

dracula libro portada bram stokerBram Stoker, influenciado por diversas fuentes literarias (Polidori, Sheridan Le Fanu…), recuperó la leyenda centroeuropea del vampiro, centrando su historia en un personaje real, el príncipe rumano Vlad Tepes, el Empalador.

La definición de ambientes del escritor irlandés es asombrosa, el excelente dibujo de personajes y el arropo de la narración de terror en un hálito romántico, definidor de las ansias eternas de un personaje inmortal, son algunas de las virtudes de este clásico literario.

Leamos un fragmento original y su traducción:

En ella apareció un hombre alto, ya viejo, nítidamente afeitado, a excepción de un largo bigote blanco, y vestido de negro de la cabeza a los pies, sin ninguna mancha de color en ninguna parte. Tenía en la mano una antigua lámpara de plata, en la cual la llama se quemaba sin globo ni protección de ninguna clase, lanzando largas y ondulosas sombras al fluctuar por la corriente de la puerta abierta.
El anciano me hizo un ademán con su mano derecha, haciendo un gesto cortés y hablando en excelente inglés, aunque con una entonación extraña:
– ¡Bienvenido a mi casa. ¡Entre con libertad y por su propia voluntad!
No hizo ningún movimiento para acercárseme, sino que permaneció inmóvil como una estatua, como si su gesto de bienvenida lo hubiese fijado en piedra.
Sin embargo, en el instante en que traspasé el umbral de la puerta, dio un paso impulsivamente hacia adelante y, extendiendo la mano, sujetó la mía con una fuerza que me hizo retroceder, un efecto que no fue aminorado por el hecho de que parecía fría como el hielo; de que parecía más la mano de un muerto que de un hombre vivo. Dijo otra vez:
– ¡Bienvenido a mi casa!. Venga libremente, váyase a salvo, y deje algo de la alegría que trae consigo.
La fuerza del apretón de mano era tan parecida a la que yo había notado en el cochero, cuyo rostro no había podido ver, que por un momento dudé si no se trataba de la misma persona a quien le estaba hablando; así es que para asegurarme, le pregunté:
– ¿El conde Drácula?
Se inclinó cortésmente al responderme.
– Yo soy Drácula; y le doy mi bienvenida, señor Harker, en mi casa. Pase, el aire de la noche está frío, y seguramente usted necesita comer y descansar………….




Within, stood a tall old man, clean shaven save for a long white moustache, and clad in black from head to foot, without a single speck of colour about him anywhere.
He held in his hand an antique silver lamp, in which the flame burned without a chimney or globe of any kind, throwing long quivering shadows as it flickered in the draught of the open door.
The old man motioned me in with his right hand with a courtly gesture, saying in excellent English, but with a strange intonation.
– Welcome to my house! Enter freely and of your own free will!
He made no motion of stepping to meet me, but stood like a statue,as though his gesture of welcome had fixed him into stone.
The instant, however, that I had stepped over the threshold, he moved impulsively forward, and holding out his hand grasped mine with a strength which made me wince, an effect which was not lessened by the fact that it seemed cold as ice, more like the hand of a dead than a living man. Again he said.
– Welcome to my house! Enter freely. Go safely, and leave something of the happiness you bring!.
The strength of the handshake was so much akin to that which I had noticed in the driver, whose face I had not seen, that for a moment I doubted if it were not the same person to whom I was speaking. So to make sure, I said interrogatively:
– Count Dracula?
He bowed in a courtly was as he replied, “I am Dracula, and I bid you welcome, Mr. Harker, to my house. Come in, the night air is chill, and you must need to eat and rest……………