Crítica
Bret Easton Ellis con lo de siempre (su obra básicamente es hacer y rehacer con más o menos gracia premisas de observación caústico-nihilista con espíritu de diatriba-sátira a la moderna sociedad urbana) pero añadiendo en esta ocasión un importuno aspecto de terror que remeda de mala manera a Stephen King.
“Lunar Park” presenta una trama con narración ágil en primera persona que, amalgamando ficción con punzantes apuntes autobiográficos de una persona en el ecuador de su existencia, se inicia de forma atractiva de manera confesional, pero su desarrollo termina por cargar con empacho de referencias pop y múltiples marcas, situaciones redundantes en torno a la autodestrucción, y un panorama pijotero hastiante que aborda vinculaciones familiares y evocaciones memorativas.
Su primera parte, cuando la novela es más Ellis en un aspecto tragicómico-taciturno sobre sus querencias sexuales, materiales y psicotrópicas con asomos del siguiente aspecto de terror y misterio que aborda la historia, todavía es leíble. Más tarde, demuestra que no todos sirven para emular los best-sellers de terror del citado King o de Dean R. Koontz y se pierde en pretensiones a la par que enreda el meollo sin miga alguna y de forma cansina y derivativa.