Crítica
El agudo escritor y periodista Mariano José de Larra se suicidó a los 27 años de edad, presuntamente por un desengaño amoroso. Realmente fue un depósito de incomodidades y amarguras contextuales (sociales, políticas, sentimentales…) que su sentido ácido y su espíritu independiente no pudo canalizar a través de la labor periodística. Harto de todo, decidió largarse a disfrutar de otros mundos.
Articulista cáustico, en el texto “¿Entre Qué Gentes Estamos?”, incluido en su colección de “Artículos De Costumbres” y aparecido originalmente en “El Observador”, el día 1 de noviembre de 1834, Larra criticaba con tono de humor los modos y la truhanesca general tras la visita de un amigo de infancia francés a Madrid.
Son muy brillantes las descripciones de situaciones y personajes, además de las observaciones mordientes en los encuentros que definen tales maneras, con un soberbio dominio léxico y mucha ligereza en la narración en primera persona.
Resulta cómica la aparición del birlocho (carruaje) y su conductor… “Si andaba el birlocho, era un milagro; si estaba parado, un capricho de Goya”, y la posterior consecuencia del mal servicio, en donde el tunante todavía tiene más que decir que el “consumidor” perjudicado.
“Es casual…” intentaba suavizar la primera tensión el narrador de forma optimista ante lo que quedaba de mañana. Tal optimismo se iría al garete en una concatenación de escenarios diversos que involucraban a funcionarios del famoso “vuelva usted mañana”, o a un mozo camarero muy dispuesto a imponer sus voluntades en el servir.
El texto puede poseer algún mínimo trazo clasista y resulta conscientemente caricaturesco, pero su mensaje satírico y proto-esperpéntico en torno al civismo y el respeto se mantiene de manera lúcida.