Sinopsis
España, años 40.
En la casa cuartel de un pequeño pueblo castellano están destinados unos guardias civiles que viven junto a sus mujeres. Algunos también tienen hijos.
Pedro está casado con Sonsoles.
Felisa con Ruipérez.
María con Baldomero.
Carmen con Cecilio.
Ernesta con Guillermo.
Un día una noticia sacude la casa cuartel, hay un guardia civil muerto tras un incidente en una feria. ¿Quién es? Las mujeres esperan…
Crítica
La obra escasa de Ignacio Aldecoa, fallecido prematuramente con solo 44 años de edad, muestra su talento narrativo y su afán por retratar a gente sencilla, humilde, de oficio.
Historias fuera de las grandes portadas y escaparates.
Retrató a marineros, quería hacerlo también con mineros y en “El Fulgor y La Sangre”, su novela debut, lo hizo con guardias civiles (principalmente sus mujeres), alejado su enfoque de épicas, efectismos y grandilocuencias, situado en intrahistorias cotidianas y rutinas de vida con personajes dispares sobre hechos dispares.
El libro, publicado en el año 1954, se estructura en una espera de horas, en una incertidumbre de horas… ¿han matado a alguien? ¿a quién han matado?…
Se “espera” con equilibrio, sin melodrama barato ni tendenciosidad, a través de largos capítulos divididos en un tiempo que comienza en un mediodía.
En el avance del libro salta ese tiempo para darnos a conocer las historias de los protagonistas, centrándose principalmente en los personajes femeninos, las mujeres y sus familias, sus deseos, sus progresos.
La prosa es exquisita, con capacidad para describir con soltura y rico lenguaje tanto personajes variopintos como ambientes rurales y urbanos.
Se ambienta la novela en una época agria, llena de tensiones políticas y sociales, como es el tiempo prebélico, bélico y post-bélico de los años 30 y 40, haciéndolo con estampas de gente común, sufridoras de un contexto de violencia, con una exposición realista y objetiva.
Novela recomendable aunque la resolución de la espera cae en lo cómodo para no ennegrecer las partes grises de sus principales protagonistas antes de un párrafo final magnífico en tono crepuscular, de noche, de huida…