Crítica

Robert Wringhim, calvinista que se cree exculpado de sus acciones terrenales al considerarse un elegido por Dios, será manejado por un misterioso ser llamado Gil-Martin.

Este libro del escocés James Hogg, publicado en el año 1824, es tanto una fantasía gótica-demoníaca como un estudio psicológico de un enajenado fanático religioso expuesto con rasgos macabros, poéticos, documentales, satíricos, sobrenaturales…

Siguiendo las andanzas criminales de su antihéroe Robert Wringhim, el libro contiene poderosa imaginería, una estructura compleja en sus varias perspectivas y una trama sobre interesantes cuestiones morales y éticas con un perverso dominio de voluntades y concepciones sobre pecado y culpa.

Recomendable novela que admiró tanto a Robert L. Stevenson como a André Gide.