• Por Antonio Méndez

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Dos años antes de editar su novela “Pedro Páramo” (1955), Juan Rulfo publicó esta colección de 17 cuentos ambientada en espacios rurales en tiempos de la Revolución y post-Revolución Mexicana.

Rulfo crea, con narraciones en primera y tercera persona, muchas de ellas con carácter confesional, estampas de tragedia y desamparo; de frustración y hambre ante promesas incumplidas revolucionarias; de brutalidad como medio de supervivencia; de hostilidad en el seno familiar; de farsas y demagogias políticas; de odiseas sin rumbo bajo el sol; de locura y soledad en la marginalidad; de desilusión ante un panorama incierto en donde cabe la muerte, la traición, el costumbrismo o la superstición.




Muy atmosféricos, los relatos envuelven al lector en asuntos turbios, en imaginerías de desolación psíquica y física, que manifiestan emociones y sensaciones con crudeza pero también con trazos poéticos, sin recurrir al efectismo ni al subrayado, que ahora caen en el naturalismo, más tarde en el realismo mágico o en el gótico hispanoamericano.

Algunos de los cuentos más destacados del libro son “Talpa”, el monólogo interior de “Macario”, “Anacleto Morones” o “No Oyes Ladrar a Los Perros”.

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