• Por Antonio Méndez

libro larra articulos de costumbres portada criticaCrítica

En el mes de agosto de 1832 publicó Larra este artículo que intentaba aclarar quién se escondía detrás de ese “público” tan maravilloso del que todos hablan, ese “comodín de todos los pareceres” (y sentires) que “parece que debe de ser alguien”.

El texto, imprescindible en su carrera periodística, está englobado en la mayoría de sus recopilaciones de artículos de costumbres.

Larra, con brillante acidez e ironía, se pasea un domingo por la ciudad de Madrid para intentar observar al personal y descubrir quién demonios es ese público para el que escribe y que tan magnánimo es mostrado en muchas bocas de ancho calado: imparcial, ilustrado, indulgente… Una maravilla de público, vamos… Qué distinta es la realidad.




La narración de la observación en primera persona por parte de “un infeliz que sale de casa con su cara infantil y bobalicona” es magistral.

mariano-jose-de-larra-articulosPunzante en las consideraciones, burlesco con las maneras costumbristas y lúcido en las descripciones, el texto se mueve por distintos escenarios que tanto nos llevan de una fonda a una iglesia, como de un café a un teatro, o de la Puerta del Sol al Retiro.

En tal recorrido, el pobrecito hablador (“buen hombre e infeliz”) se muestra confuso, aceradamente crítico, y nunca logra concretar la esencia conceptual de ese público que tantos ensalza su imprecisa existencia: “Mi público es que es sensacional”.

Asuntos como el conglomerado artificial de personas tan “apersonal”, más que gente, gentío, el auxilio de una opinión vaga general por parte de un autor o profesional, y la negación del pensamiento individual en pos de la nadería colectiva, sirven a Larra para manifestar su acrimonia y su misantropía: “muchos majaderos que no entienden de nada disputan de todo”, y que “por lo regular siente en masa y reunido de una manera muy distinta que cada uno de sus individuos en particular”.




El artículo es una evidencia del malestar y desencanto (y hasta desprecio) de Larra hacia su contexto, al que expone como mediocre, rutinario e ingrato.

Apuntes de su contexto político
En 1832 España estaba regida por Fernando VII, hijo de Carlos IV y María Luisa de Parma, en la denominada “década ominosa” tras la restauración del absolutismo que puso fin a la Constitución liberal de 1812. En 1832 los partidarios de que Carlos María Isidro de Borbón (Carlistas) heredase el trono de Fernando VII forzaron al rey a que derogase la Pragmática Sanción de 1830 que acabó con la Ley Sálica para que gobernase su hija Isabel. Poco después la Pragmática volvió a ser aprobada. En 1832 se abolió la pena de ahorcamiento para que los condenados a muerte fuesen ejecutados sólo por garrote vil.

Otros textos literarios aparecidos en 1832

Cuentos de la Alhambra, de Washington Irving
Valentine, de George Sand
Our Village, de Mary Russell Mitford
El Coronel Chabert, de Honoré de Balzac
La Bolsa, de Honoré de Balzac
Louis Lambert, de Honoré de Balzac
Wacousta, de John Richardson
Dubrovsky, de Alexander Pushkin
La Dama De Shalott, de Alfred Tennyson
Las Aventuras de Newton Forster, de Frederick Marryat
El Rey Se Divierte, de Victor Hugo