Coincidiendo con los Juegos Olímpicos de México 68, Albert Uderzo y René Goscinny llevaron a Astérix y toda su aldea, menos las mujeres y los niños, a Grecia para participar en las Olimpiadas como integrantes del equipo romano.
Antes de llegar a Atenas, dibujada de manera espléndida por Uderzo, Goscinny establece una puya contra los viajes organizados y las condiciones de viaje de las agencias, y establecidos en Atenas, visitaremos junto a los irreductibles galos la Acrópolis, viendo el Partenón, nos reiremos con gracias sobre el afamado perfil griego, bailaremos con el sirtaki, observaremos algún que otro apunte feminista (cuando prohíben la entrada a las mujeres en el estadio olímpico), comprenderemos que estos acontecimientos deportivos son inmejorables para fomentar el turismo y mejorar la economía del país que los organiza, y contemplaremos un tratamiento al tema del doping.
Pocos personajes prominentes al margen de los conocidos. Entre ellos Claudius Mulus, el representante romano cuya autoestima está por los suelos al compararse con los galos, y Tulius Burricus, el centurión de Aquarium que acompaña a Claudius Mulus en Atenas.
Como dato curioso decir que los propios Uderzo y Goscinny aparecen caricaturizados como la pareja que permite el acceso a los atletas a la Villa Olímpica.