• Por Marta Canacci

rosa-montero-buena-suerte-sinopsisSinopsis

Pablo Hernando es un arquitecto de renombre que, de forma misteriosa, un día de junio llega a Pozonegro, un pequeño pueblo en decadencia en el que compra un piso y se ocupa como reponedor en un supermercado.

Crítica

El impulso y el destino de un hombre de mediana edad en un contexto diferente al que ha sentido, al que ha crecido.
En el inicio de “La Buena Suerte”, Rosa Montero nos da a conocer a Pablo Hernando, un arquitecto exitoso en una huida emocional a un lugar sucio, abandonado, un espacio de fealdad estética, de aspereza, en el que lograr la felicidad.




Con citas de Carmen Yáñez y Lorenzo de Médici, la autora comienza una novela de interés menor. La narrativa es meritoria, con buen uso de descripciones y un ritmo ágil en capítulos cortos; pero la historia no carece de estereotipos y tópicos en torno a secretos, crisis de edad, mentiras o violencias.

Las relaciones familiares, en especial la paterno-filial, tiene un peso importante en un relato sobre cambio de vida, sobre reorientación… sea donde sea.

Los personajes, con clichés; y los temas tratados, bien descritos, con algunas reflexiones con sustancia, se manejan por lo general con superficialidad, resolviéndose de manera simple.
El personaje de mayor interés es el de Raluca.
Los demás, en especial los secundarios, están bastante desdibujados sobre estereotipos.

La historia, en un comienzo intrigante, pierde fuerza con el paso de las páginas, cruzando historias sosas de escasa trascendencia y mucha convención.