Isabel Wilde recibe una nota de su amiga de adolescencia, Kate Atagon: “os necesito”, punto de partida para el reencuentro con sus compañeras de internado, Kate, Fatima y Thea.
Un cadáver ha aparecido en Salten, localidad costera en la que estudiaron. Ese cadáver conlleva secretos, un juego de mentiras que puede cambiar sus vidas.
Crítica
“La Mujer Del Camarote 10” definió a los libros de la escritora Ruth Ware en territorios literarios similares a los de Paula Hawkins, Lisa Gardner, Gillian Flynn o Lisa Jewell.
Este libro reúne a cuatro amigas, ya en la treintena, para retomar secretos y mentiras de época adolescente, cuando compartían juegos, travesuras, en tiempos de internado.
La historia es narrada en primera persona por una de esas amigas, Isabel Wilde, alternando tiempos presente y pasado sobre un misterio bastante pobre.
Ni la intriga ni los personajes tienen entidad más allá del cliché; el desarrollo de la trama es aburrido, redundante, con una incidencia de vida doméstica de escaso interés y con desequilibrio en el retrato de caracteres; y el final resulta poco original.
Dentro de una floja historia, lo más salvable es su ambientación.