Dirección: John Lee Hancock.
Intérpretes: Donald Sutherland, Jaeden Martell, Kirby Howell-Baptiste, Joe Tippett.
Con guión de John Lee Hancock (“Blancanieves y La Leyenda Del Cazador”).
Sinopsis
Un niño llamado Craig (Colin O’Brien/Jaeden Martell), cuya madre ha fallecido, es contratado por un misterioso y solitario millonario de Maine, John Harrigan (Donald Sutherland), para que le lea libros.
Craig, que sufre acoso en su instituto, pasa años leyendo para el señor Harrigan, de quien se hace amigo y a quien termina regalándole un teléfono móvil.
Tras morir el señor Harrigan, Craig, al que el millonaria deja un legado importante, deja su móvil en su traje. Más tarde le llama… y recibe respuesta con un mensaje de texto.
Crítica
Adaptación de una novela corta de Stephen King encontrada en su libro “La Sangre Manda”.
Liga a dos solitarios, un anciano, harto de todo, y un niño, ignorante de todo, cuya amistad crece en conversaciones vinculadas a la lectura, sea Joseph Conrad, Horace McCoy o Charles Dickens.
El niño, en proceso de madurez, sufre acoso escolar, intenta ligar y tiene como objetivo convertirse en guionista.
Lo que termina vinculando a esos dos solitarios es la tecnología.
Su uso es empleado por John Lee Hancock como alegoría del peligro de la misma al crear dependencias no naturales ligadas a una situación paranormal que termina enrarecido la psique del joven protagonista, confuso en el presente, preso del pasado.
Terror no da ninguno.
En cuanto a su base de drama psicológico, con machacona voz en off, tampoco funciona.
Sí logra configurar una atmósfera pesarosa, trágica, pero al carecer de enfoque la historia termina siendo un batiburrillo de ideas de muy escaso interés.
Eso sí, la música que suena no está mal:
Tame Impala, Sigur Ros, The Black Lips, Liars…
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