Crítica

Conocidos versos como “verde que te quiero verde”… en “Romance Sonámbulo”, o… “y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido”… de “La Casada Infiel”, forman parte de este libro de Federico García Lorca, una reunión de textos de, en su mayoría, ambiente gitano y contexto andaluz, escritos por un autor de enorme talla lírica.

Publicado en el año 1928, el libro conjuga la tradición, con los romances octosílabos (con pocas alteraciones) de rima asonante en pares y libres los impares, con la vanguardia, principalmente el surrealismo, empleado como fundamento de su libro posterior “Poeta En Nueva York”.

En “Romancero Gitano” centra sus principales poemas en crear momentos de dolor y tragedia, de pena (tema manifestado por el propio Lorca como eje del libro), reyertas, rebeldía, ausencias, muerte, conflictos…




Utiliza un lenguaje muy rico y original en imágenes, metáforas, símbolos, capaz en la evocación y en la emoción, intenso en ocasiones, aquietado y contemplativo en otras, barroco, magistral en la construcción poética de escenarios y de personajes.

Todos los poemas, dieciocho en total, tienen dedicatoria.

Curiosos los nombres a quienes dedica sus poemas, desde la actriz Margarita Xirgú pasando por su hermana Conchina, el escritor Dámaso Alonso, amigos de la Residencia de Estudiantes (como el futuro médico Rafael Méndez), Gloria Giner, profesora de la Institución Libre de Enseñanza y su marido, el socialista Fernando de los Ríos, profesor en Granada de Lorca cuya hija fue cuñada del escritor, o Alfonso García Valdecasas, con posterioridad a este libro uno de los fundadores de la Falange.