En la periferia de Madrid se encuentra Delparaíso, una urbanización lujosa de viviendas con alta seguridad en donde residen personas muy diferentes.
Crítica
Tras “Candela”, Juan del Val volvió a reunir personajes en observación de vivencias de día a día en “Delparaíso”, un enjambre de caracteres diferentes que comparten espacio: una urbanización residencial de lujo.
Tal lujo podría reflejarse en existencias cómodas, felices, sin problemas; pero el autor, narrando en tercera persona, muestra como estas vidas de felices tienen lo mismo que otras en contextos de menor seguridad y cuantía económica.
No es nada original el penetrar en la apariencia perfecta para describir imperfecciones.
A través de muchos y cortos capítulos con lenguaje sencillo, coloquial, mezclando la ironía y el drama, del Val retrata y hace interactuar a personalidades diversas vinculadas de una u otra forma por el entorno: abogados, personal de seguridad, exfutbolistas, empresarios… con pretensiones de reflejo social en problemas, en alegrías, con tratos vivos pero sin incisión, y priorizando el sexo sobre casi cualquier materia.
No obstante, la novela, si no se cae en el sopor a causa del caos de personajes acumulados de variable interés, algunos muy desdibujados, puede llegar a entretener en su barrido de cotidianeidad y conflictos de familia.