• Por AlohaCriticón

luis rosales poesia libroLuis Rosales, dentro de la Generación del 36, fue un escritor englobado dentro de la poética arraigada, que, al contrario que los desarraigados, evitaba la preocupación sociopolítica del contexto para mostrarse su lírica, quizá como evasión del mismo, en asuntos cotidianos con un tratamiento íntimo y una perspectiva serena sobre el presente y el pasado.

Evitan el conflicto y poseen una visión de olvido sobre la catástrofe que significó la guerra previa, retornando, sin dejar de emplear el verso libre pero en un momento en que las vanguardias parecen agotadas, a las estructuras clásicas, como el romance o el soneto, por lo que también se les puede denominar neoclasicos o garcilasistas, ya que eran grandes admiradores de la obra de Garcilaso de la Vega.




Así, Rosales, un historiador literario y poeta con mucho talento, no trata la condición histórica y de manera personal, delicada, con un tono optimista y amable, aborda asuntos como la espiritualidad religiosa, el amor, el paisaje natural o la familia.

Algunos de ellos se apuntan en estos textos:

La vuelta del amor

Sentí que se degajaba
tu corazón lentamente
como la rama que al peso
de la nevada se vence;
sentí en tu mano un desfile
de golondrinas que vuelven,
y vi llenando tus ojos
aquella locura alegre
de los pájaros que cumplen
su fiesta sobre la nieve.


Ayer vendrá

La tarde va a morir; en los caminos
se ciega triste o se detiene un aire
bajo y sin luz; entre las ramas altas,
mortal, casi vibrante,
queda el último sol; la tierra huele,
empieza a oler; las aves
van rompiendo un espejo con su vuelo;
la sombra es el silencio de la tarde.
Te he sentido llorar: no sé a quién lloras.
Hay un humo distante,
un tren, que acaso vuelve, mientras dices:
Soy tu propio dolor, déjame amarte.