• Por Antonio Méndez

augie march moo you bloody choirCrítica

Tercer larga duración de estos australianos de Melbourne liderados por Glenn Richards y bautizados en base a un libro de Saul Bellow.

“Moo, You Bloody Choir” es su nuevo trabajo después de “Sunset Studies” y “Strange Bird”, ensalzados discos folk-pop con dominio de sonidos acústicos, melodías con arreglos abarrocados-ensoñadores, y textos de sobresaliente escritura poética con influencias de Bob Dylan, Marc Bolan en su disposición acid-folk, y Leonard Cohen.

El disco fue presentado con el single “One Crowded Hour”, pieza descriptiva de vínculo amoroso con título tomado de un poema de Walter Scott en la que se aprecia su intrincada capacidad en la composición lírica.
Posee una intensidad emocional creciente que mezcla al trémulo Bolan de Tyranousaurus Rex (previo a T. Rex) con coros gospel, ritmos vals y el Bob Dylan de “Like a Rolling Stone”.




El segundo sencillo del álbum fue “The Cold Acre”, principiado por unas tristes notas de piano que se avivan en un riff pegadizo de esencias cabareteras interpretado por Kiernan Box, antes de desarrollar su narración de asentamiento telúrico (tanto en vida y muerte) y compañía perruna en claves country-pop.

Otras canciones del disco, que a veces se muestra un tanto lánguido y aburrido a pesar de sus magníficos textos y el cuidado en melodía y arreglos, son “Mother Greer”, una canción que remacha su influencia de Bob Dylan y Roger McGuinn, sin olvidar algún deje a lo George Harrison; “The Honey Month”, un corte estilo Neil Young interpretando jazz, “Vernoona”, con voces corales acompañando una expresión bolaniana ornamentada con densos arreglos casi navideños, o “The Baron of Sentiment”, rítmico corte con influencia country, buen uso de voces en armonía y sonidos de slide guitar.

Dos de los mejores momentos son “Just Passing Through”, en donde muestran energía de ascendencia new wave, y la balada “Stranger Strange”, una pieza con notable feeling y elegancia considerable, suena como si Frank Sinatra se pusiera a cantar dream-pop inspirado por los tempos más calmos de Thom Yorke. El estribillo es encantador, pegadizo, simple y adornado con unas cálidas voces femeninas.