• Por AlohaCriticón

Interesante reciclaje de sonidos 60’s por parte de los Black Hollies, una formación de New Jersey liderada por el bajista, cantante y compositor Justin Angelo Morey, quien recoge en su escritura influencias tanto de la psicodelia británica como sobre todo de algunas de las bandas más relevantes del psico-garage americano.

Durante la escucha de los diez temas que integran este álbum al melómano familiarizado con ese tipo de música le vendrán a la cabeza gente como los Small Faces de su etapa en Immediate, los Creation, los Count Five, los Yardbirds con Jeff Beck como pieza clave, pinceladas de los Who del 66, los Kinks, los Blues Magoos, los Standells o los Seeds.

Guitarras fuzz a todo trapo, aromas orientales tan en boga en la segunda mitad de los años 60 con utilización recurrente del sitar, además de un notable sentido del ritmo y la melodía con voces y armonías lisérgicas, son básicamente el contenido de este respetable trabajo. El único tema que se desmarca de la tónica general es “Running Through My Mind”, un R&B con armónica y base rítmica a lo Bo Diddley que encajaría sin problemas en el primer álbum de los Rolling Stones editado en 1964.

Este segundo LP de los Black Hollies representa una propuesta nada novedosa en pleno siglo XXI pero está claro que estos chicos han asimilado a la perfección el proceder de sus ídolos trasladándonos hábilmente a escenarios sonoros de hace cuarenta años.

Canción favorita del disco: Paisley Pattern Ground

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