• Por Antonio Méndez

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Después de andar imitando a los Beatles con los Castiles y más tarde a Cream con Earth a comienzos de su carrera, Bruce Springsteen encontró su senda en el año 1973 como gran cantautor con la ejecución de varios magníficos discos country-folk, muy influenciados por Bob Dylan o Woody Guthrie.

Esos discos le convirtieron en el nuevo trobador social de la época.

Posteriormente llegaría el baño de masas en las radiofórmulas con piezas más heartland rock, sin perder la esencia acústica de cantautor folk que le vio nacer como gran artista y que de cuando en cuando adorna su discografía con meritoria escritura, como en “Nebraska” o “The Ghost Of Tom Joad”.

En “Devils and Dust” (2005), con producción de Brendan O’Brien, retoma esta faceta con predominio de interpretaciones desnudas, guitarras acústicas, tempos sosegados y crónicas intimistas y reflexivas de singulares personajes con envoltura social con texturas predominantemente country folk, que gustarán a los acostumbrados a sonidos de Stephen Stills, Warren Zevon o, por supuesto, Bob Dylan.




El tema homónimo, “Devils And Dust”, abre el álbum.
Es una balada acústica country-folk con cierta épica, arreglos de cuerda, solos de armónica y una historia con narración vista desde un soldado estadounidense en la guerra de Iraq.

El repicante riff de guitarra y un fibroso golpeteo de batería aviva el tempo con “All The Way Home”, canción heartland rock que Bruce escribió en el año 1991.
Parece abordar un ligoteo con una mujer en un local en donde suenan los Rolling Stones.

En “Reno”, balada country-folk, Dylan vuelve a ser la gran referencia.
Sonidos acústicos que suenan casi como un sitar ornamentados con arreglos de cuerda en una pieza que cuenta el encuentro entre el narrador y una prostituta.



“Long Time Comin’” es un gran tema, de lo mejor del disco.
Country-rock del bueno con un estupendo estribillo-himno apoyado en voces femeninas de raíz gospel.

“Black Cowboys” es folk dylaniano con el protagonismo de un chaval barriobajero evadido en películas del Oeste.

“Maria’s Bed” es otro estupendo tema.
Animado y retozón country-folk con mandolina, órgano, violín, dobro y aires gospel con el Boss cantado en falsete.

La balada con arreglos épicos “Silver Palomino” cuenta con buena imaginería y despliega una evocación de un hijo por su madre fallecida.




El vínculo emocional entre madre e hijo se repite en “Jesus Was An Only Son”, con órgano y piano y de nuevo herencias gospel, ahora más acentuadas, y referencias a la ligazón entre Jesucristo y María.

“Leah” es una preciosa balada romántica con una atractiva guitarra acústica y Springsteen buscando un espacio íntimo lleno de amor.
La calidez de sus suaves coros y la trompeta memorativa ayudan a fortalecer el tema.



“The Hitter” es otro corte folk a lo Dylan con una brillante narrativa que pivota sobre la figura de un boxeador.
Sonidos acústicos con una lírica participación femenina en los coros.

“All I’m Thinkin’ About” otorga ritmo al disco con falsete vocal y sonidos rockabilly 50’s.

“Matamoros Banks” cierra el disco retomando el folk con gradación taciturna.

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