• Por Antonio Méndez

catpeople reelCrítica

Los vigueses asentados en Barcelona CatPeople (¿nombre derivado del extraordinario film de Jacques Tourneur/Val Lewton?) demuestran con su LP debut que hay pocas cosas más trascendentes en la escritura musical que emulsionar la búsqueda de la perfección melódica con la oscuridad sentimental.

Tal búsqueda (ciertamente lograda) se manifiesta a lo largo del disco con unas piezas que nada tienen que envidiar a las ofertadas por los dinámicos británicos Franz Ferdinand, deudores de la nueva ola 80’s y el garage-rock 60’s, o los neoyorquinos Interpol, compartiendo cetrinas texturas sónicas, romanticismo trágico y taciturnas atmósferas asentadas en la influencia de bandas post-punk como Joy Division o The Chameleons.




catpeoplePegadizas melodías con desarrollos de sobresaliente nivel, sonidos angulares y estilosos con agudas y penetrantes guitarras, ritmos tan vigorosos como elegantes y sinuosos, sutilezas electrónicas que denotan parte de sus ascendencias 80’s, músicos con personalidad que dotan de dimensión a las intensas interpretaciones, y un vocalista de tonos graves que se convierte en pivote básico para otorgar trascendencia emocional a unos temas empapados en la pasión, la melancolía y una épica sentimental enaltecida por suntuosos arreglos de carácter melodramático.

Tan sugestivos se muestran en los temas de aspecto más lúdico con piezas resueltas que ligan con talento el aspecto sombrío con el fulgor de animosos tempos bailables como en los cortes más reflexivos, en los que el abatimiento intimista se traspasa con frenesí gracias a la intensa ejecución del cantante Adrián Perez en una excitación emocional tintada de negrura y embellecida por más que notables melodías.




Imposible no vibrar con enérgicas y directas canciones que matarían por escribir los citados Franz Ferdinand, estilo “Party People”, “Mexican Life”, con algun trazo electro-pop de los primeros Depeche Mode, y “Next Hours”, pieza que se manifiesta tan fosca como anhelosa; y no apreciar el derroche emocional de baladas épicas como “Behind” o la hermosa “Myst”, fin de un primer disco cuya entidad supera al segundo, tercero, cuarto… de muchos otros nombres más conocidos y mucho menos capaces.