• Por Antonio Méndez

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Tras pasar Rick y Tom en los años 60 por los Fuse y grabar espléndidos discos de rock y power pop en los años 70 (los imprescindibles “Cheap Trick”, “Heaven Tonight”, “In Color” y “Dream Police”), someterse en los 80 a la sobreproducción más hastiante de la época, los Cheap Trick resucitaron en los 90 con un fabuloso disco homónimo en el 97.

Este álbum fue prorrogado por el más que interesante “Special One” años más tarde y ahora por este “Rockford”, notable disco power pop para una banda veterana que con su talento para la composición y su energía en vivo todavía patea el culo a cualquier chaval veinteañero y sigue estimulando con su habilidad para filtrar con personalidad propia a los Beatles con la ELO, los Move, los Raspberries o los Who.




Quizá los textos carecen de la magnitud de algunos de sus temas aparecidos en los discos de los 70 y las composiciones den lugar a menos sorpresa (seguramente debido a que, a diferencia de estos trabajos, la composición es conjunta sin el dominio individual de Rick Nielsen) pero en las canciones pervive la maestría en las melodías, la fortaleza en los ritmos (con la atronadora batería de Bun E. Carlos y el magnífico Tom Petersson y su bajo de 12 cuerdas), las elevadas armonías vocales, la creatividad en los pegadizos riffs guitarreros de Nielsen, la vitalidad instrumental del conjunto y la brillante capacidad como cantante de Robin Zander, el denominado hombre de las mil voces, que tanto puede parecer, sin perder su identidad, George Harrison como Jeff Lynne, James Brown o John Lennon.

Un disco de Cheap Trick siempre tiene que ser motivo de celebración y más cuando ofertan lo esperado con un puñado de sobresalientes piezas power pop comenzadas con una fibrosa apertura hard-rock llamada “Welcome To The World”.

Es un inicio enérgico y lúdico de la banda que nos prepara para un festín de melodía “beatleiana” mixturada con la potencia instrumental de los Who, o ritmos punk pop dulcificados por un Zander harrisoniano en el single “Perfect Stranger”, canción producida por Linda Perry.


Un riff de guitarra introduce “If It Takes a Lifetime”.

Es una gema power-pop con un poderoso bajo de Petersson y un gran estribillo con Robin acompañado por las armonías vocales de Rick y Tom.

“Come On Come On Come On”, una de las dos piezas que rememoran en el título dos canciones previas del grupo, posee un vigor que les traslada al año 1977 y a su debut homónimo.

Fantásticos Carlos y Pettersson, demostrando su poderío en la sección rítmica, por no hablar de Rick haciendo rugir sus guitarras y un Robin enardecido en la voz repitiendo incesantemente el simple texto.

La fuerza de “Come On Come On Come On” contrasta con la belleza de “O Claire”, el otro tema de título similar, maravillosa canción, puramente Beatles, que ya le gustaría escribir a los miles de imitadores del grupo de Liverpool.



En “This Time You Got It” muestran su querencia por Roy Wood y Jeff Lynne, amalgamando un intenso riff casi a lo “Brontosaurus” de los Move con procederes de la ELO.

“Give It Away” es explosiva, con ese hard-power-pop tan característico de los Cheap Trick, lleno de potencia instrumental, melodía perfecta, armonías vocales y un plausible sentido lúdico de la música rock que les aleja de petardos y petardas pseudoarty con muchas diatribas pretenciosas y nada de talento.

En “One More Day”, con Bun luciéndose en la intro, incluso se atreven a expandir con acierto su power pop con algún toque funk (como simulando un James Brown o un Mick Jagger del “Undercover”) mientras que “Every Night And Every Day” y “All Those Years” exhiben su sensibilidad pop de base Beatles en canciones que quizá no resulten de lo mejor de su repertorio pero que sobrepasan (melodías perfectas, armonías vocales magníficas…) sin duda alguna lo mejor de la mayoría de los grupos y solistas del estilo y fuera del estilo.




En la parte final del álbum destacan dos estupendos cortes:

“Dream The Night Away”, una maravilla con falsete en el estribillo, armonías vocales que parecen ligar a George Harrison con Jeff Lynne, livianos arreglos de cuerda, retozonas guitarras jangle…

Y el rock de “Decaf”, uno de los temas en los cuales la mano del maestro Rick Nielsen (para bien) es más apreciable en la composición con el rubiales Zander asombrando (como siempre) por sus múltiples registros.

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