• Por Antonio Méndez

dave gahan hourglass cover portadaCrítica

Segundo disco de Dave Gahan en solitario, vocalista a la sombra compositiva de Martin Gore en Depeche Mode.

Bastante inferior a su compañero en la escritura de canciones (ni con múltiples ayudas), no obstante construye atmósferas muy aprovechables con tonos reflexivos y oscuros que tanto buscan redención divina como exponen anhelos sexuales o angustias en soledad.

El disco se inicia de forma espléndida con dos temas que recogen lo mejor de Gahan en dos vertientes de dispar ritmo.

La primera es una mística electrónica de ejecución calmosa, “Saw Something”, en donde, con un trabajo de producción excelente, exhibe su intensa, elegante y emocional voz de forma espléndida en un ambiente de búsqueda espiritual con un clímax que incluye un solo guitarrero en medio de la base techno-pop.

La segunda es “Kingdom”, canción con un fenomenal sentido del ritmo que ubica un aspecto cetrino en el clásico dance-pop de los 80.
El tema abordado, avivado en un agudo estribillo, vuelve a ser la búsqueda de Dios en un reino más allá de lo material.



Posteriormente se mueve en piezas que tanto se arriman al tecno-pop de enfoque épico y gótico (“A Little Lie”) como a resonancias de cuasi trip-hop y coros femeninos (“21 Days”), rugosos pasajes glam-industriales con texto simples de deseo amoroso-sexual (“Deeper and Deeper”) o baladas con sonidos espacial-celestiales y empleo de paradojas sobre creencias religiosas (“Miracles”).
Incluso evoca con electrónica los ritmos de Bo Diddley (“Insoluble”).

En la última parte del disco vuelve a acertar con la creación de ritmos en “Use You”, corte de zozobra claustrofóbica, remordimiento y manipulación; y con “Down”, sentimiento de soledad intensificado su pesar de manera ejemplar en el estribillo.

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