Trío de sonidos entristecidos, cuya escritura sombría y sofisticada, de sutiles arreglos, debe más a las estancias berlinesas del terceto que a su naturaleza australiana.

En su música, sosegado pop gótico-ambient, se recogen paisajes de notable belleza y textos de pesar corrosivo, horadaciones emocionales con aposturas tanto de crooner laxo como de mascullador desolado.

Su aparente preponderancia atmósferica no arrincona el trabajo melódico, con panoramas letárgicos que tanto se configuran a base de pianos e iteraciones rítmicas, como de sintetizadores espectrales y/o espaciales, y guitarras flamígeras cuando no repicantes o arañantes.

Todo hermosamente evocativo y doliente.

El álbum oferta una compacta colección de canciones íntimas, taciturnas, con baladas y medios tiempos envolventes que parecen formar parte de un universo cinematográfico tan intrigante como elegante, en donde tanto se invocan figuras huidizas moviéndose entre sombras como susurros afligidos de timoratos personajes sitos en callejuelas estrechas, húmedas y nocturnales.

En este recorrido insinuante y calmoso por los recovecos más hoscos del sentimiento se agrupan sonoridades de Nick Cave, Air, Leonard Cohen, Go-Betweens, Suicide, Tindersticks, Double, Radiohead o Pink Floyd.