• Por Antonio Méndez

Crítica

Butch Vig, productor del “Nevermind” de Nirvana, volvió a coincidir con Dave Grohl en “Wasting Light”, un pastiche de hard rock, post-grunge, power pop y heavy metal de los Foo Fighters, que ahora, dentro de una limitación de ideas alarmante, quieren sonar como Metallica, más tarde como Motorhead o Cheap Trick y después como Jimi Hendrix.

El grupo intenta sonar duro, agresivo, rockero, pero carecen aquí de gancho melódico, de inventiva en las estructuras, de equilibrio, de sorpresas. El sonido es aburrido con densa instrumentación de distorsión, staccato, reverb… Todo resulta muy formulista, las canciones que duran cinco minutos tendrían que durar tres, las letras son puro relleno sin enfoque. Le faltan alma. No trascienden.




Entre lo más salvable está su apertura, “Bridge Burning”, potente corte punk metal; “Rope”, hard punk rock con variantes power pop; “White Limo”, lo más heavy metal que han grabado nunca los Foo Fighters; o “I Should Have Known”, un corte melódico con sonidos de violín y mellotron.

Por lo demás es un conjunto de rutinarios cortes pop-rock metaleros y post-grunge, algunos de ellos soporíferos y sin personalidad alguna, como “These Days” o “A Matter Of Time”. Música de instrumentistas artesanos, no de autores.

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